Un autobús como excusa para hacer celtismo

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

M.V. F.

Rubén, Costas, Mor, Beauvue y Juncá se dan un baño de masas en la presentación del nuevo vehículo

10 jul 2018 . Actualizado a las 21:10 h.

Rubén, David Costas, Emre Mor, Claudio Beauvue y David Juncá se dieron un baño de masas esta tarde con la excusa de la presentación del nuevo autobús del Celta. Porque más allá de conocer el interior del vehículo, lo que llevó hasta allí a varias decenas de celtistas de todas las edades fue la oportunidad que se les daba de fotografiarse y llevarse un autógrafo de alguno de los célticos presentes. La cita era a las 19.00 horas, pero ya minutos antes el autobús presidía la zona de A Laxe y aficionados con sus camisetas se acercaban tímidamente. También más de un turista o despistado se quedaba mirando y preguntaba de qué se trataba o «si regalan algo».

Los protagonistas aparecieron poco después de la hora fijada y se subieron al autobús. Mientras atendían a los primeros de la fila, Mouriño de fotografiaba con el presidente de Monbus, Rául López, que aprovechaba la ocasión para incidir en su agradecimiento al máximo accionista del Celta - «esto es labor del presidente, ha sido él, solo él», insistía-. Este también se acercó a aficionados que reclamaban su presencia, entre ellos el pequeño Mateo, que presumió ante el presidente de carné de socio infantil.

Transcurrido un rato se decidió que los jugadores atendieran a la afición abajo en vista de que la espera se estaba demorando. «¡Luego hay que ver el partido!», recordaba un aficionado en referencia a la semifinal del Mundial. Y una vez fuera del autobús, los célticos se vieron rodeados de una nuebe de aficionados que, cámara en mano, querían inmortalizar cada instante. Sonrisas, fotos, besos y apretones de manos a aficionados de todas las edades se cruzaban con confidencias entre los jugadores, muy accesibles y sonrientes.

Una familia de Huesca tampoco perdía ocasión: «Les he dicho que este año nos vemos las caras», comentaba la madre en referencia al ascenso de su equipo tras ir a saludar a los que este curso serán jugadores rivales y mientras intentaba convencer a su hija para que la siguiera. «Es que no conozco a ninguno», replicaba ella. No era la única que no acababa de identificar a los jugadores y otra joven aficionada incluso le preguntaba a Costas cuál era su nombre justo después de retratarse con él.

A última hora llegó Beavue, que luego tampoco tuvo problema en seguir atendiendo a los fans una vez que el acto en teoría había finalizado. Lo mismo que un Costas que incluso se prestó a grabar un vídeo. Ya sin los jugadores, unos pocos se quedaban para entrar en un autobús que despertó opiniones para todos los gustos, desde los que expresaban que les parecía «muy chulo» hasta quienes lo veían demasiado simple. El autobús, al final, era la excusa para teñir de celtismo A Laxe.