Un equipo sin equilibrio

Julio Álvarez-Buylla

GRADA DE RÍO

Xoán Carlos Gil

21 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si el Celta hasta ahora preocupaba por su estilo y propuesta poco equilibrada, salvada en cierta medida por la pegada de sus dos delanteros, ahora se le ha sumado un mal del que todos los entrenadores y jugadores nunca queremos oír hablar, las temidas malas dinámicas. El viernes no mereció ponerse por detrás en el marcador con un gol consecuencia de una cadena de errores comenzando en la soledad de Júnior ante dos atacantes. Error en su exceso de confianza y error de sus compañeros en las marcas ante un centro lateral, un problema que partido tras partido viene siendo habitual. A partir de ahí se sumaron dos efectos. El peso de volver a verse por detrás en el marcador en una dinámica negativa y el desequilibrio ofensivo y defensivo que propició el cambio de Beltrán.

EN POSITIVO

El doble pivote

Tanto Lobotka como Beltrán fueron de lo más destacable en el partido. Estuvieron acertados en la recuperación de balón y acompañaron a la primera línea defensiva en los momentos en los que el Celta optó por presionar en campo rival. En la fase ofensiva estuvieron correctamente ordenados y escalonados siendo Beltrán el encargado de recibir el primer pase de la línea defensiva y Lobotka quien hacía de enlace entre su compañero y los medias puntas.

las claves

El objetivo de la movilidad

El Celta durante 60 minutos no hizo méritos para perder, pero tampoco para ganar. Lobotka y Beltrán trataron de conectar con tres medias puntas con mucha movilidad pero acababan juntándose todos en el centro. A esto se le unían los movimientos de Eckert, que pocas veces cayó a las bandas y que básicamente se movió entre los centrales. Sin amplitud, sin desborde y con la acumulación de gente por dentro que en muchos casos acababan por estorbarse, las jugadas ofensivas acababan muriendo en la frontal del área. Un problema que por cierto no es nuevo.

LA ACUMULACIÓN

El cambio de Beltrán rompió el equilibrio

Mohamed ha demostrado poca querencia por el equilibrio. Para intentar conseguir sus objetivos se ha ido a los extremos. Si quiere mejorar defensivamente lo intenta con acumulación de jugadores de corte defensivo y si quiere atacar mejor la apuesta es acumular jugadores de ataque. El cambio de Beltrán rompió el equipo entre los que atacaban y los que defendían y lejos de solucionar los problemas de los primeros 60 minutos, las distancias entre líneas se agrandaron. En defensa Lobotka se vio superado en su soledad y en ataque los 4 atacantes se juntaron a sus marcas dejando los espacios entre ellos y Brais, facilitando el trabajo defensivo rival.

LAS DINÁMICAS

El efecto de la autoconfianza

Las dinámicas se alimentan de la autoconfianza y en los equipos eso se refleja en cómo afrontan las distintas situaciones que puedan surgir en un partido, sean favorables o adversas. Es un proceso progresivo en el que las derrotas inciden más que las victorias, cada una en su dirección. El Celta lleva 6 partidos sin ganar, más de mes y medio desde la última victoria. Las caras y las miradas perdidas de los futbolistas vigueses en el descuento eran un claro ejemplo de la situación del equipo en este momento.

modelo ofensivo

Propuesta invariable

Mohamed mantuvo con Eckert su apuesta por una tipología de delantero que le permita dar salida al juego directo. Trató de sustituir a Maxi hasta en su posicionamiento en las acciones defensivas a balón parado. Pero a día de hoy Dennis está lejos de ofrecer las prestaciones que da Maxi. Tal como llegó el Celta al partido había otras opciones que potencialmente darían otro tipo de soluciones.