«El gol es la mejor medicina»

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.Moralejo

El sevillano decidió el derbi con un doblete en su debut goleador con el filial y de regreso tras ocho meses de lesión

22 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Solís (Tomares, Sevilla, 1998) recuerda la fecha exacta de su último gol hasta los dos del domingo, fue con el equipo juvenil del Celta en junio del 2017. Entre medias, ocho meses de baja y un jugador que ha recuperado su mejor versión a tiempo para ayudar al Celta B en su momento más difícil. Con el descenso pisándoles los talones, el sevillano inclinó la balanza frente al Fabril.

-¿Qué significado tiene este doblete?

-Muy importante. Necesitábamos ganar como fuera y lo hicimos de una buena forma. En el plano individual, tenía muchas ganas de marcar y me sentí cómodo, hice un buen partido. Tiene un doble significado porque el equipo se había tomado este partido como un punto de inflexión, queríamos ganar en el nuevo año, que aún no lo habíamos logrado y empezar a escalar posiciones. Y, además, en un derbi.

-Lo último que imaginaría tras el primero era que iba a marcar un segundo gol, ¿no?

-Un gol es la mejor medicina el el fútbol. Yo creo que el primer gol me subió la moral y me dio la energía para el segundo, que vino prácticamente solo. No lo busqué, no soy delantero y no tengo esa necesidad. Pero cuando te sientes bien y con soltura, las cosas salen.

-Decía: «Además, en un derbi». ¿Es especial pese a no ser gallego?

-Claro. No lo soy, pero casi. Llevo cuatro años, que se dice pronto, y me siento gallego de adopción, incluso consigo hablar la lengua con soltura, lo entiendo perfectamente y entiendo las costumbres de aquí, vivo como un gallego. He disputado muchos derbis y he tenido la oportunidad de ganar la mayoría, quizá un par de empates, pero no perdí nunca. Se vive con intensidad y emoción en la ciudad y haber ganado nos hace salir más reforzados.

-¿Cómo acaba un sevillano en el Celta a los 17 años?

-Después de nueve años en el Sevilla quería cambiar y tuve muchas ofertas. El Celta mostró mucho interés y había algo para mí: quería seguir estudiando, iba a hacer segundo de Bachillerato y me lo facilitaron mucho. El aspecto académico, sumado a lo deportivo, me hizo decidirme y acerté completamente.

-¿Fue complicada la adaptación?

-No es fácil salir de casa a esa edad y estar sin los tuyos por primera vez. Hubo un proceso de adaptación, pero sabía que era cuestión de tiempo y nunca tiré la toalla, en tres o cuatro meses las cosas cambiaron cada vez a mejor, me fue bien deportivamente y en los estudios y estoy encantado aquí.

-En su primer año en el filial llega la lesión. ¿Qué valoración hace de lo vivido pasado el tiempo?

-Fue muy duro. Como futbolista sabes que te puede tocar y me tocó de lleno. Fue un proceso de aprendizaje continuo, altibajos, momentos felices, lloros... Tuve una infección, pasé la Nochebuena en el hospital, cuando parecía que iba bien surgió otra cosilla que lo retrasó... Pero siempre con el respaldo de mi gente y de la gente del club. No se lo deseo a nadie, pero salí reforzado de la experiencia.

-¿Temió no volver a ser el mismo?

-Nunca. Tenía claro que podía tardar más o menos, pero que con mi esfuerzo y la ayuda de todo el mundo que tenía trabajando conmigo codo con codo lo iba a conseguir y lo estoy demostrando.

-¿Se siente ya al 100 %?

-Creo que sí. Soy exigente conmigo mismo y considero que puedo dar más aún, pero siento que a nivel físico estoy mejor que antes de la lesión. La técnica la he tenido siempre, pero el físico con la lesión y la inactividad se resiente. Ahora estoy un peldaño por encima.

«Antepongo el fútbol, pero estudio porque quiero ser una persona formada»

Dice Solís que en su vida lo primero es el fútbol, pero sin descuidar los estudios pensando en un futuro en el que también le gustaría llegar al primer equipo del Celta.

-¿Cómo se compaginan los estudios con la faceta de futbolista de Segunda B?

-Siempre he dicho que quien algo quiere, algo le cuesta. Tengo una vida muy ajetreada gracias a Dios, con muchas cosas que hacer, pero me organizo y se acaba sacando. Antepongo el fútbol a todo porque es mi profesión y mi vida, pero el tiempo libre que tengo lo invierto en estudios y formación porque el día de mañana me gustaría ser una persona formada y con conocimiento. Me lo inculcaron mis padres y siempre me lo he planteado así.

-También es entrenador de infantiles en el Santa Mariña.

-Sí, me lo propuso Fran Toimil (compañero en juveniles del Celta) y no lo pensé. Tenía unas ganas tremendas de emprender un proyecto así. Estoy encantado con mis niños, tengo un hermano de la edad de los chicos a los que entreno y me recuerdan a él. Los trato como a mi familia.

-Parece que las tres facetas guardan mucha relación.

-Sí, totalmente. Incluso la lesión me aportó a nivel de conceptos de readaptación que estudiamos en la carrera y muchas más cosas.

-¿Pasa por su cabeza ya el primer equipo del Celta?

-Es el sueño por el que vine y voy por el buen camino. Se están dando las circunstancias para que llegue algún día, pero ahora pienso en el Celta B. Si el equipo y yo damos un nivel óptimo, seguro que llega ese premio.