Un protocolo casi imposible

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

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Las exigencias del borrador para el retorno al trabajo chocan con realidades como la de A Madroa en materia de campos, horarios y sin residencia para una concentración

04 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta, como en todo, se mantiene en silencio y solo precisa que va a ser «extremadamente cuidadoso y escrupuloso con la salud de sus jugadores y los empleados del club». Pero que no se pronuncie sobre el borrador del protocolo de LaLiga para la vuelta a la actividad no quita para que, teniendo en cuenta sus actuales instalaciones, parezca casi imposible poner en práctica el plan que pretende llevar a cabo la patronal si el documento resulta aprobado de un modo definitivo. Una situación que se repite en una amplia mayoría de los clubes.

Para comenzar, las horas no darían y el espacio no es suficiente. El protocolo habla de entrenar en tres o cuatro campos separados y en A Madroa solo hay dos de hierba, lo que obligaría a al menos un turno a ejercitarse en sintético. También habla de un máximo de dos jugadores por campo (uno en cada extremo) en la primera fase, lo que significa que para 24 futbolistas, entrenando en tandas de seis, se necesitarían al menos doce horas.

Hay que tener en cuenta que además del tiempo de entrenamiento, deben llegar con un margen de 15 minutos entre ellos y todo el material (balones incluidos) tendría que ser desinfectado antes de dar paso al siguiente turno, igual que el resto de las instalaciones. Además, el primer equipo tendría que estar aislado por completo, lo que dejaría en una posición difícil a toda la cantera, incluido el Celta B.

Tampoco parece fácil de realizar la concentración previa recomendada. En A Madroa ya es imposible porque carece de habitaciones, aunque sí se ha habilitado un comedor desde hace tiempo para el primer equipo (aunque la comida llega desde el exterior). La alternativa sería concentrarse en un hotel que tendría que abrir solo para el Celta, pero la opción en sí estaría llena de complicaciones.

Porque unas 40 personas, entre futbolistas, técnicos y auxiliares, tendrían que confinarse en régimen de clausura después de superar el pertinente test de coronavirus (incluidos los familiares de todos los concentrados) durante unas dos semanas, con el problema añadido que un falso positivo obligaría a hacerle de nuevo las pruebas a todos los concentrados, a la gente con la que tuvieran contacto con la expedición y de nuevo a la unidad familiar de cada confinado.

Cuando comiencen los entrenamientos colectivos (de ocho) se repetirían los mismo problemas de campos y se añadirán los de vestuarios. Hay que tener tres disponibles (se recomienda un máximo de tres jugadores por cada uno) que sería necesario desinfectar en cada turno. Lo que también llevaría su tiempo, aunque cogería preparados a los operarios, ya que el Celta procedió a la desinfección de todas sus instalaciones incluso antes de decretarse el estado de alarma.

 

Los plazos colectivos

A mayores están los plazos. Lo último que trascendió es que LaLiga recomienda una pretemporada colectiva de 15 días, un período de tiempo que parece insuficiente para poner a tono a unos futbolistas que van a estar unos dos meses parados (con independencia del trabajo en sus domicilios). En verano, las seis semanas se vacaciones se convierten después en otras tantas de puesta a punto, lo que invita a pensar en que esa pretemporada tendría que ser más larga, lo que por otra parte acortaría las fechas de una liga que casi todos quieren finalizar por aspectos económicos. También en el caso colectivo se recomienda un máximo de tres jugadores por vestuario.

Por el momento ningún club tiene una fecha estimativa para el regreso y todo pasa por actuar después de conocer las decisiones de las autoridades sanitarias. «Si Sanidad da 100 % de garantías sobre la salud de todos los jugadores y ellos están de acuerdo en entrenar, el club decidirá», sentencia el Celta al respecto.