Qué difícil resulta enjuiciar la labor y los resultados del Celta. Parece cierto que según los criterios que utilicemos para analizar la situación en la que se encuentra el equipo, el punto en Valladolid puede tener un valor u otro. Habrá quienes piensen que con la plantilla que tiene, el equipo está obligado mínimo a sumar ante rivales de un teórico nivel igual o inferior y que la situación actual no se corresponde con su nivel deportivo. Habrá quienes piensen que en esta situación sumar es importante, que en Valladolid ha habido mejora, que el equipo trata de perseverar y que en la situación actual lo más importante es dejar a tres por debajo. En lo que seguro sí estamos todos de acuerdo es en que de una manera u otra hay que llegar a final de temporada salvados. Después ya habrá tiempo para el análisis.
La clave. La entrada de Denis en el 63 fortaleció y continuó la línea ascendente del equipo durante el partido. Con Aspas y Smolov fijando los centrales, el Celta no encontraba situaciones de enlace para generar ocasiones de gol. El cambio eliminó un delantero, pero el posicionamiento de Okay y Beltrán por detrás y Rafinha y Denis intentando recibir a espaldas de los medios centros consiguió retener más el balón en los pies de los celestes y obligar al rival a replegarse dando por bueno el empate. Primero Beltrán y luego Aspas desde los 11 metros pudieron poner en ventaja a los celestes está vez merecieron más que el rival.
Los carrileros y el ataque. El Valladolid ya demostró en la primera vuelta sentirse cómodo sin balón a la espera del error del rival. Tres líneas que defienden de manera coordinada y que tratan de suplir su inferioridad en medio campo con líneas muy juntas y con las basculaciones hacia el interior de los jugadores de bandas para realizar las ayudas defensivas. El planteamiento del Celta a priori parecía positivo si lo acompañase de una circulación rápida de balón que juntase al rival por dentro haciéndolo bascular para luego atacarlo por fuera, pero ni hubo esa circulación ni los carrileros ejercieron de atacantes en un partido en el que estuvieron más centrados en defender que en incorporase por fuera al ataque
Okay y Rafinha. Entre las claves de la recuperación celeste previa al parón estuvo la creciente aportación al juego del equipo de Okay y Rafinha. Dos jugadores que parece que les cuesta arrancar pero que con el paso de los partidos van cogiendo inercia hasta alcanzar físicamente el estado correcto. El parón no ha jugado a favor y no queda mucho tiempo así que habrá que afinar para tratar de acortar los plazos. En Valladolid se les vio mejor.
La decisión. No es casualidad que el equipo celeste sea el equipo menos goleador de la categoría. En Valladolid los vigueses controlaron el partido y cierto es que apenas recibieron acciones de peligro pero no es menos cierto que el bagaje ofensivo de los célticos se saldó con apenas dos tiros a puerta y el penalti errado por Aspas.
Parece complicado tomar una decisión sobre el planteamiento con el que debe afrontar los partidos los celestes. Presión y posicionamiento alto es el planteamiento anhelado desde la marcha de Berizzo y lo que se nos ha transmitido desde hace tiempo, pero parece descartado por la dificultad de las dos primeras líneas por realizar la presión y por las dificultades de defender a la espalda. Llevar el peso del partido y el ataque posicional muestra la falta de desborde y profundidad del equipo al llegar al área donde morían casi todos los ataques.