El Brais «de dibujos animados» con cinco años

La Voz VIGO

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Quienes conocieron de niño al jugador mosense recuerdan sus inicios

22 oct 2020 . Actualizado a las 12:42 h.

Brais Méndez ha sido protagonista para la Liga, que recordó sus comienzos en una sección sobre los inicios de jugadores de Primera. En este caso son el ojeador vigués del Villarreal que le llevó allí a los trece años, Milucho Alonso, y dos responsables del Santa Mariña, el coordinador, Arturo Rey, y el presidente, Xosé Carlos Blanco, los que comparten sus recuerdos del Brais principiante.

Arturo Rey recuerda a Brais como un chico «tímido, que no hablaba, iba a lo suyo y era muy trabajador». Asegura que hasta alevines no le conoció ala voz de tan introvertido que era. Peor como cuando jugaba era otra cosa. «Iba con la cabeza levantada, abriendo espacios, metiendo le balón donde nadie podía imaginar», rememora. Y apunta también que le gustaba «hacer un cañito, una ruletita o un tacón».

Siendo benjamín de primer año, jugaba ya con los alevines. «Estaba en un equipo donde era el más pequeño de una gran camada que tuvimos aquí de jugadores importantes. También estaba Rubén», dice. Orgulloso de verle ahora jugando en Primera después de haberlo conocido «desde chiquitito», cuenta que ahora «los niños quieren ser Brais Méndez».

El presidente del Santa Mariña recuerda que Brais, con cinco o seis años, «siempre andaba con su balón» y fue en su club, del que su padre era directivo, donde comenzaron a jugar. «Se le veían buenas maneras al crío. La forma que tenía de manejar la pierna izquierda y se iba viendo una progresión muy grande», explica. Verle ahora en el Celta supone «una satisfacción tremenda para todos en el club».

Milucho, por su parte, recuerda la extrañeza con que algunos acogieron que se marchara al Villarreal con 13 años. «Todo el mundo decía: ‘Como va un niño tan pequeño si sabe Dios si va a ser jugador’. Yo estaba convencido de que iba a serlo». Porque a él también le costaba entender «cómo un niño tan pequeño podía jugar no con la cabeza abajo como todos, sino corriendo hacia adelante. Jugaba siempre cabeza arriba, teniendo claro qué iba a hacer».

Añade Milucho que las cosas que hacía Méndez con cinco o seis años «daban sensación de dibujos animados». «Manejaba muy bien el balón ya de pequeñito y nunca le daba para arriba, siempre quería regatear», rememora. Además, confía mucho en él en clave de futuro. «Creo que va a seguir en progresión y va a ser muchísimo más importante de lo que es hoy en el Celta».