Maduro activa el Plan Conejo para paliar la falta de carne

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MARCO BELLO | Reuters

«No es una mascota. Son dos kilos y medio de alimento», dice el presidente entre la indignación y la burla de los venezolanos

04 mar 2020 . Actualizado a las 13:04 h.

«Tenemos que hacer una campaña de radio, prensa, televisión, caricaturas, por todas partes, para que los venezolanos entiendan que un conejo no es una mascota. El conejo son dos kilos y medio de carne, de alimento. Mucha gente les pone nombres, les pone un lacito, se los lleva a dormir a la cama, pero es parte de la batalla que tenemos que dar para ganar la guerra económica».

La más reciente batalla, como la definió Freddy Bernal, ministro de Agricultura Urbana, en Venezuela, es entregarle un conejo a cada familia. Es un programa oficial, denominado Plan Conejo, presentado por Bernal el martes, y alabado por Nicolás Maduro, que señaló que la primera entrega de estos lepóridos en 15 comunidades pobres fracasó porque cuando fueron a ver si se los habían comido, «la gente los había tomado como mascotas».

En un país en el que ocho de cada diez personas están bajo la línea de subsistencia y el 70 % de los ciudadanos perdieron ocho o más kilos de peso en el 2016, que el Gobierno proponga darle conejos a las familias para que los críen y se alimenten de ellos ha despertado toda clase de reacciones, en su inmensa mayoría negativas, aunque Maduro apunte al consumo de este animal como una herramienta para revertir el boicot que, según él, le hacen los productores de vacunos y porcinos.

«El Gobierno creará Corpoconejo, se estatalizará su importación y los dólares serán para algún enchufado», ironizó el exsecretario de la Mesa de la Unidad Democrática, Ramón Aveledo. Mucho más directo, el líder opositor Henrique Capriles señaló que «es un mal chiste, creen que somos estúpidos».

Experimentos fallidos

Maduro creó a fines de 2015 el Ministerio de Agricultura Urbana, que en 20 meses ha tenido tres ministros. Antes que él, Hugo Chávez intentó iniciativas como los «gallineros verticales» (tener criaderos de gallinas en apartamentos) y los huertos «hidropónicos» en el centro de Caracas, que eran buenos a efectos de propaganda, pero rápidamente fueron abandonados.

Mientras, indica Susana Raffalli, experta en Alimentación que trabaja para Cáritas Venezuela, los niveles de desnutrición aguda (reciente) en niños pasaron del 3 % en el 2011 al 54 % en abril y al 61 % en agosto de este año en diez estados venezolanos en los que la organización de la iglesia hace sus estudios; y la grave, en el mismo lapso, pasó de prácticamente cero al 15 % durante el mes pasado. La cifra acerca a Venezuela a instalarse en la condición de crisis humanitaria.

Más allá del desconocimiento cultural del consumo de conejo, Raffalli desmiente que sean «dos kilos y medio de carne», como mucho, son 1,2 kilos; «los animales silvestres tienen mucho desecho; una familia tendría que matar 90 conejos al mes para poder cubrir su consumo proteico».

Agrega que el conejo es un vector importante en enfermedades como la escabiosis (sarna), que se ha vuelto endémica en Venezuela por la falta de agua potable y de jabón; y de leptospirosis, una enfermedad bacteriana con potencial de matar también en alza en el país.

El rebaño de reses, en tanto, ha caído a menos de media vaca por habitante en el 2017 (el estándar es de al menos una, y era lo que tenía Venezuela en 1998, cuando el chavismo llegó al poder), en medio de las agresiones a los productores, las invasiones de fincas y la falta de vacunas, señaló Carlos Albornoz, presidente de la Federación de Ganaderos. Igual situación presenta la producción de pollos, huevos, cerdos y pescado.