Trump recurre a su tono más belicista en la ONU contra Corea de la Norte

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

BRENDAN MCDERMID | Reuters

En su debut, prioriza la soberanía nacional frente al multilateralismo

20 sep 2017 . Actualizado a las 07:42 h.

Donald Trump se dirigió por primera vez a la Asamblea General de la ONU, sin rastro de experiencia diplomática y fiel a sus instintos nacionalistas. En su debut, el presidente de EE.UU. proclamó el respeto a la soberanía nacional como pilar básico de su política exterior -«siempre pondré América primero», dijo- en la cuna del multilateralismo y recurrió su retórica más belicista para amenazar literalmente con la «destrucción total» a Corea del Norte y atacar a otros «regímenes parias» como Irán y Venezuela.

Durante 41 minutos, Trump plasmó su marca en la escena global a través de un discurso en ocasiones contradictorio, tras sus llamadas a la cooperación después de una defensa del aislacionismo, o un reclamo de unidad frente a la independencia de cada una de las naciones. Navegó inicialmente entre su habitual populismo y proteccionismo para después pedir a la ONU «trabajar juntos» contra las amenazas globales.

Tras alardear de lo bien que le ha ido a su país desde su victoria electoral, Trump abrazó el militarismo y formuló la peor amenaza contra su mayor enemigo. «EE.UU. tiene mucha fuerza y paciencia, pero si se ve obligado a defenderse o a defender a sus aliados, no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte», advirtió entre fuertes murmullos en la sala. «El hombre cohete está en una misión suicida para él y su régimen», dijo en referencia al líder norcoreano, Kim Jong-un. «Es hora de que Corea del Norte se dé cuenta de que la desnuclearización es su único futuro aceptable», dijo.

Antes de que iniciará Trump su alocución, el embajador norcoreano sentado en primera fila del hemiciclo, enfrente del atril, abandonó la sala en un claro desaire al mandatario estadounidense.

Tras caricaturizar al dictador norcoreano, llegó el turno de Irán, al que definió como «una dictadura corrupta que ha convertido un país rico, en un estado paria». Trump se enfrenta a una fecha límite -mediados de octubre- para volver a certificar que Teherán cumple con el acuerdo que cerró Barack Obama, en el 2015 junto con Francia, Alemania, Reino Unido, China y Rusia. «Ese acuerdo es una vergüenza para Estados Unidos y no creo que ustedes hayan oído mi última palabra al respecto», dijo, insinuando un posible abandono estadounidense.

Su discurso, elaborado con la ayuda de su asesor Stephen Miller, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, y el secretario de Estado, Rex Tillerson, contrastó con el había pronunciado poco antes el secretario general de la ONU, António Guterres. El ex primer ministro portugués puso el contrapunto a Trump y pidió habilidad política para evitar una guerra. «La retórica exaltada puede llevar a malentendidos fatales», abroncó. Durante su alocución en inglés, francés y español, arremetió contra aquellos que «dividen» y que alientan «el resentimiento en busca de beneficios electorales», en una clara crítica hacia el neoyorquino. Lanzó un alegato a favor del multilateralismo, pidiendo unidad global para arreglar «un mundo en pedazos» .

La llamada a la contención de Guterres fue reiterada más tarde por el Partido Demócrata y en boca de la influyente senadora Dianne Feinstein: «La ONU es un lugar para promover la paz. Trump lo ha usado para amenazar con la guerra», denunció. Las reacciones republicanas se dividieron entre los aplausos y la moderación, mientras que las opiniones más entusiastas fueron las de Ivanka y Erik Trump, que calificaron el debut de su padre como «excelente».

Más medidas contra la «dictadura socialista» de Maduro

Por segunda vez en menos de 24 horas, el presidente de EE.UU. culpó al Gobierno de Nicolás Maduro de la miseria que sufre el pueblo venezolano. El país sudamericano fue otro de los blancos de sus ataques en su discurso ante los 193 estados miembros que asistieron a la 72. º Asamblea General de la ONU. «El problema en Venezuela no es que el socialismo ha sido mal implementado, es que el socialismo ha sido totalmente implementado», dijo Trump tras cargar contra una «dictadura socialista inaceptable» que ha destruido una próspera nación. Fue entonces cuando el republicano miró de frente a los líderes mundiales para pedir «hacer más» para ayudar a los venezolanos «a recuperar la libertad y el país».

Trump repitió casi textualmente las críticas que había lanzado horas antes durante la cena que mantuvo con varios presidentes latinoamericanos y donde amenazó con tomar «más medidas» si Maduro insiste en imponer su Gobierno «autoritario». «No aceptamos las amenazas del presidente Trump ni de nadie de este mundo», contestó el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, tras denunciar que la teoría «racista y supremacista» del estadounidense, supone un regreso a la guerra fría. Poco después Maduro dijo que Trump es «el nuevo Hitler».

Macron, el contrapunto

La deriva dictatorial de Maduro fue denunciada también por el presidente Emmanuel Macron, que también se estrenaba en la ONU. La sintonía personal entre el estadounidense y el francés no fue un obstáculo para que Macron marcará distancias de la política Trump en el atril de la Asamblea, con una marcada defensa del multilateralismo. «Estamos irremediablemente ligados los unos a los otros», dijo.

Como adalid del Acuerdo de París, aprovechó su discurso para insistir en que no se puede rebajar la ambición en la lucha contra el cambio climático. Así da un portazo a cualquier posibilidad de renegociación del pacto, tal y como Washington solicita, y anunció que el acuerdo seguirá aplicándose con aquellos que «quieren crear un mundo mejor». También mostró su desacuerdo con la política hacia Irán y defendió el «sólido, robusto y verificable» acuerdo nuclear. «Denunciarlo sería un profundo error, no respetarlo sería irresponsable», sentenció.