Emergen las diferencias en Alemania en la primera escala hacia Jamaica

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JOHN THYS | AFP

Verdes y liberales rebajan la expectativa de gobernar con Merkel

21 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi cuatro semanas tardaron Angela Merkel y sus socios potenciales en colocar la primera piedra del futuro Ejecutivo alemán y, por el momento, está demasiado torcida para servir de base. Las fuertes discrepancias entre los partidos situados en extremos del tablero quedaban de manifiesto en el primer encuentro a tres bandas celebrado ayer. Los conservadores de la CDU/CSU reafirmaron su intención de endurecer el asilo y los liberales del FDP descartaron el fin de los motores de combustión que exigen Los Verdes. «El 85 % son diferencias» programáticas, reconocía el líder del FDP, Christian Lindner.

Ante la presión de sus vecinos de la UE, la canciller optaba en cambio por subrayar la voluntad negociadora de las partes. «Ahora toca ponerse manos a la obra», afirmó en alusión a la hoja de ruta que marcará la agenda y que está dividida en doce bloques temáticos. Entre ellos, los de política financiera y fiscal, europea, medioambiental y migratoria, los temas que se perfilan más espinosos y que las formaciones han decidido empezar a debatir por ese orden la semana próxima.

Al igual que el pasado miércoles, cuando mantuvieron la primera toma de contacto con liberales y ecologistas por separado, el optimismo se apoderaba de la jefa de la CDU y del líder de la CSU bávara, su partido hermano. «Tengo confianza» en que alcanzaremos un acuerdo los cuatro, aseguraban para enviar una señal de unidad, después de que hace unos días Merkel accediera a limitar la acogida, como le reclamaba Horst Seehofer desde hacía dos años. Un máximo de 200.000 refugiados anuales con el que la canciller termina de materializar su viraje a la derecha para responder al creciente rechazo de la población a la llegada de inmigrantes, y que Los Verdes no están dispuestos a aceptar.

«No sabemos si las conversaciones van a progresar», declaraba la copresidenta ecologista, Katrin Göring-Eckardt, rebajando las expectativas. «Un trébol de cuatro hojas podría ser un golpe de suerte para Alemania, pero ocurre pocas veces», advertía en la misma línea Lindner. El FDP se niega a crear un ministro de Finanzas y un presupuesto común para la eurozona, como desean París y Bruselas. Asimismo, insiste en una rebaja fiscal de al menos 30.000 millones de euros, más del doble de lo que proponen los conservadores, alérgicos a un nuevo endeudamiento. El jueves, tanto los defensores acérrimos del libre mercado como los ecopacifistas le recordaron a Merkel que la pelota no está en su tejado.

Debilitada tras las elecciones del 24 de septiembre, en las que ganó con su segundo peor resultado y la ultraderechista AfD fue la tercera fuerza más votada, la mandataria se enfrenta a su legislatura más complicada. A raíz de la renuncia de los socialdemócratas a reeditar la gran coalición, la única vía que le queda para evitar nuevos comicios y formar un Gobierno estable es la alianza conocida como Jamaica, por los colores de las formaciones que la integran. Consciente de ello, Merkel dijo estar «dispuesta a pensar de forma creativa».