Arabia Saudí dispara la tensión con Irán

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

SERGEI KARPUKHIN | Reuters

La ONU alerta de una crisis humanitaria en Yemen si no se levanta el bloqueo

08 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los acontecimientos se precipitan en el volátil Oriente Medio con Arabia Saudí disparando la tensión con su archienemigo Irán, ahora que la caída del Estado Islámico amenaza con redibujar el equilibrio de chiíes y suníes en Siria e Irak. El sábado fue el punto de inflexión: a la sorpresiva renuncia de Saad Hariri como primer ministro del Líbano y su dedo acusador contra Teherán, le siguió la interceptación de un misil lanzado por los rebeldes hutíes de Yemen contra el aeropuerto de Riad, y ya rozando la medianoche la detención por corrupción de una decena de príncipes, ministros y empresarios por orden del heredero al trono de los Saud, con el objetivo último de consolidar su poder. La guinda la puso ayer el poderoso príncipe heredero Mohamed bin Salman al acusar a Teherán de un «acto de guerra contra el reino» saudí. El hombre fuerte del reino petrolero suní culpa al régimen de los ayatolás chiíes de una «agresión militar directa» por suministrar misiles a los rebeldes hutíes de Yemen. Según Riad, el misil lanzado el sábado era de fabricación iraní y no estaba registrado en Yemen antes del inicio de la guerra civil.

Irán siempre ha negado que esté respaldando a los hutíes, una rama del chiismo. Ayer desmintió haber proporcionado misiles a los rebeldes y su ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif, acusó a Arabia Saudí de falsear la realidad. «Las afirmaciones de los responsables saudíes son contrarias a la realidad», dijo en una conversación telefónica con su homólogo británico, Boris Johnson. «Los saudíes se están portando como hooligans, y luego intentan acusar a Irán de su política peligrosa», añadió.

Los saudíes se han envalentonado con el apoyo de la Administración Trump, sobre todo desde su visita en mayo, y la decisión de Washington de torpedear el acuerdo nuclear firmado con Irán. «Tengo una gran confianza en el rey Salman y el príncipe heredero de Arabia Saudí, ellos saben exactamente lo que están haciendo», escribió ayer en Twitter el presidente estadounidense. El asesor presidencial y yerno de Trump, Jared Kushner, cultiva una relación especial con Mohamed. Este año ha viajado al reino del Pérsico tres veces, la última hace diez días.

Atolladero

Desde la llegada de Bin Salman el reino ultraconservador ha endurecido significativamente su política frente a Irán, involucrándose en la guerra de Yemen y rompiendo relaciones con Catar, por su demasiada estrecha relación con Teherán. Pero estas dos decisiones han sido un desastre y han metido al reino en un atolladero, además de dejar en evidencia su debilidad.

El brazo de Riad llega también al Líbano. Fuentes próximas al poder saudí señalaron que Hariri fue convocado desde Beirut y luego «capturado» por sus aliados saudíes. Incluso ayer circulaban rumores de que Hariri está bajo arresto domiciliario. La dimisión dinamita el Gobierno de unidad nacional en la que participan todas los partidos libaneses, entre ellos el chií Hezbolá y la facción suní de Hariri

El misil interceptado el sábado aumentó los temores de Riad. El lunes la coalición liderada por los saudíes decidió cerrar todas las fronteras aérea, marítima y terrestre de Yemen para impedir posibles entregas de armas a los rebeldes. La ONU pidió ayer el levantamiento del bloqueo ante el riesgo de que se intensifique la crisis humanitaria en Yemen, donde 7 millones de personas luchan contra el hambre.