Puigdemont arremete de nuevo contra la UE en una manifestación en Bruselas

Agencias BRUSELAS

INTERNACIONAL

Cristina Porteiro

La manifestación ha congregado, según la policía belga, a 45.000 personas. En la capital europea los dos grandes partidos separatistas cerraron filas y exhibieron unidad de acción

07 dic 2017 . Actualizado a las 22:14 h.

El expresident destituido, Carles Puigdemont, ha insistido este jueves desde Bruselas en sus críticas a las instituciones europeas, a las que ha acusado tener «dos varas de medir» y de «animar a Rajoy en su represión», al tiempo que ha afirmado que Europa tiene una «oportunidad» con la situación en Cataluña y que comenzarán a hablar después de las elecciones del 21 de diciembre.

«Cada vez que se utilizan dos varas de medir no están respetando los valores de nuestra querida Europa», ha señalado Carles Puigdemont durante su intervención al término de la manifestación que ha tenido lugar en Bruselas para reivindicar el desafío soberanista, a la que han acudido unas 45.000 personas.

El expresidente de la Generalitat ha subrayado que «cuando la Europa oficial se dedica a animar a Rajoy en su represión» pasan «cosas maravillosas» como la manifestación de este jueves, «que en lugar de alejarnos de Europa nos empuja todavía más».

«Hay una oportunidad para Europa con lo que pasa en Cataluña. Es necesario esperar al 21-D y luego comenzaremos a hablar el 22», ha finalizado su discurso ante una multitud de manifestantes y sin nombrar en concreto su candidatura, Junts per Catalunya, que según las últimas encuestas podría conseguir un resultado ajustado respecto a la lista en cabeza de ERC.

Puigdemont también ha lanzado un mensaje directo al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y a «todos los amigos» del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quienes ha preguntado si creen que los asistentes a la manifestación han acudido a la capital belga para apoyar a «delincuentes».

«Escuchad bien ¿Habéis visto en algún lugar del mundo una manifestación como esta para apoyar a delincuentes? No. La próxima vez que os reunáis con Rajoy le podéis preguntar por qué persigue al Gobierno catalán como si fueran delincuentes y hay una población que se ha movilizado hasta mi despacho para apoyarme. Porque quizá no somos delincuentes, quizá somos demócratas», ha dicho.

Antes de Carles Puigdemont intervino en el cierre del acto la número dos de ERC, Marta Rovira, así como los otros cuatro exconsejeros procesados que continúan en Bruselas (Clara Ponsatí, Meritxell Serret, Lluis Puig y Toni Comín). Este último, el exconsejero Toni Comín, fue quien adoptó un tono más duro y exaltado en su intervención, acusando al Gobierno de «franquista» y de tener «miedo» de que «un juez belga» diga que son presos políticos.

En nombre de la CUP ha intervenido el concejal en el Ayuntamiento de Vic (Barcelona) Joan Coma, quien ha denunciado la «imprescindible e inaceptable complicidad» de la UE con el comportamiento «represivo» del Gobierno. «La agresividad del Estado español no sería posible sin la complicidad de la actual Unión Europea», ha expresado.

En el acto final también han intervenido la eurodiputada de Gales Jill Evans, el eurodiputado esloveno Ivo Vajgl, así como Mark Demesmaeker, eurodiputado de la formación nacionalista flamenca N-VA. De la misma forma, han participado el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, y el vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro.

 

RICCARDO PAREGGIANI

Carles Puigdemont, ataviado con una visible bufanda amarilla, color convertido en símbolo de protesta por las detenciones del exGovern, se unió a la manifestación tan solo al final por motivos de seguridad. El expresident caminó a gran velocidad desde la Comisión Europea (CE) hasta la plaza Jean Rey, punto final de la manifestación, acompañado de un equipo de seguridad, pero eso no disuadió a muchos asistentes a acercarse a él para hacerse fotografías y mostrarle apoyo, al grito de «President», uno de los más escuchados en la marcha. 

La marcha, convocada por la ANC y Òmnium, con el lema «Wake Up Europe» («Despierta Europa»), comenzó pasadas las 11.30 horas, en defensa de la independencia de Cataluña y para reclamar una Europa «de ciudadanos libres». Lideraron la manifestación la número dos de ERC, Marta Rovira, Gabriel Rufián, Artur Mas, el propio Carles Puigdemont y los cuatro exconsejeros destituidos que le acompañan en Bruselas. En la capital europea los dos grandes partidos separatistas cerraron filas y exhibieron unidad de acción.

Los organizadores de la marcha, los líderes de ANC y Òmnium, Agustí Alcoberro y Marcel Mauri, respectivamente, se felicitaron por la capacidad de convocatoria y una organización que ha incluido más de una docena de vuelos chárter y varios centenares de autocares.

Antes de la manifestación la secretaria general de ERC, Marta Rovira, defendió que su formación forma parte del bloque de los republicanos, en el que todas las listas tienen «los mismos objetivos de entrada». Sobre la encuesta que publica hoy El Periódico, según la cual «Junts per Catalunya» se sitúa a un punto de ERC, Rovira indicó que «la mejor encuesta será la que se haga el 21 de diciembre» en las urnas y subrayó la importancia de ganar esos comicios.

«O arrasamos nosotros o ellos arrasarán con todos los consensos sociales que durante tantos años hemos construido en nuestro país», alertó contra PP, PSOE y Ciudadanos.

La marcha de Bruselas solo obtuvo la reacción entre las instituciones europeas del vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans, que llamó la atención sobre que las protestas relativas a la situación de Cataluña «no son de sentido único», en referencia a otras movilizaciones constitucionalistas que también han tenido lugar en Barcelona y Bruselas.

Coincidiendo con el cierre de la manifestación se celebró en la Eurocámara la conferencia organizada por el partido belga nacionalista flamenco N-VA «¿Puede Cataluña salvar Europa?» en la que el anfitrión, el eurodiputado del N-VA Mark Demesmaeker, criticó el «silencio con consentimiento» de las instituciones de la Unión Europea «hacia Madrid» mientras se «encierra a ministros catalanes y líderes independentistas».

Lazos amarillos por toda Bruselas

Desde primera hora de la mañana las calles de la ciudad, también fuera del perímetro del barrio europeo, se llenaron de estelades y lazos amarillos. Símbolos que dieron color a un día típico bruselense, gris, frío y lluvioso, que no impidió a los asistentes concentrarse en un ambiente festivo, entre música y cantos como la «Oda a la Alegría» de Beethoven, himno europeo.

Carles Puigdemont, en Bruselas
Carles Puigdemont, en Bruselas FRANCOIS LENOIR | REUTERS

Aún así, desde una hora antes de que diese comienzo la marcha oficial se pudieron leer pancartas con mensajes en inglés, francés y catalán en apoyo al independentismo y en contra de la UE: «1 de octubre, ni olvido, ni perdono», «UE, no tenéis vergüenza?» o «No nos rendiremos».

También se entoncaron cánticos de «independencia», «Puigdemont es nuestro presidente», «Libertad» y «Libertad para los presos políticos».

Sonó Manolo Escobar desde un balcón

En un momento del recorrido, vecinos del barrio europeo han reaccionado al paso del cortejo independentista con banderas españolas, en un balcón desde el que se ha escuchado la canción ¡Qué viva España!, a lo que los manifestantes han respondido con cánticos de independencia.

La Policía de Bruselas ha desplegado un importante dispositivo de seguridad y avisado de que se esperaban importantes problemas de movilidad en la ciudad, acostumbrada a acoger unas 900 manifestaciones cada año. La cifra de 45.000 participantes ha sido facilitada por las autoridades locales, mientras que los organizadores no han ofrecido ningún cálculo.

El circuito trazado les ha permitido recorrer el barrio europeo y pasar cerca de las principales instituciones de la Unión Europea (Comisión Europea, Consejo y Parlamento Europeo), aunque no llegarán a concentrarse ante ellas porque el acceso a la plaza de Schuman en la que se encuentran no se les ha permitido, pese a haberlo solicitado.

Más allá de los 200 autocares y cinco vuelos charters contratados por los organizadores, ANC y Òmnium Cultural, mucha gente se desplazó en vuelos regulares, vehículo privado y tren, algunos para disfrutar del «puente» y muchos otros solo para unas horas, dado que las plazas hoteleras para estos días en Bruselas están prácticamente agotadas.