Milagro completo para los Jabalíes Salvajes

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Gladys Vázquez

«Hicimos posible lo imposible», aseguran las autoridades tailandesas sobre el salvamento en apenas tres días de los trece miembros de un equipo de fútbol juvenil atrapados en Tailandia

11 jul 2018 . Actualizado a las 15:54 h.

«Los 12 jabalíes y el entrenador están ya fuera de la cueva. Todos están a salvo», publicaron los buceadores de la Marina tailandesa en su página de Facebook para oficializar el fin de la pesadilla que mantuvo en vilo a buena parte del planeta desde que el pasado 23 de junio los trece componentes de los Wild Boars (Jabalíes Salvajes, en español, el nombre del equipo al que pertenecían todos ellos) quedaron atrapados en el interior de una cueva turística en Tham Luang.

«No estamos seguros de si esto es un milagro, una ciencia o qué», publicaron los buceadores minutos más tarde, rompiendo el férreo silencio oficial de un operativo que ha movilizado a casi mil personas procedentes de diez países de todo el mundo.

A media tarde de ayer (a las 18.48 hora local, 13.48 en España), salió del interior de la gruta el entrenador Eckaphol Chantawong, el último de los miembros del equipo de fútbol, que permanecía en el interior tras el rescate de todos los miembros de su equipo. Casi al tiempo que se elevaba al cielo el helicóptero que transportaba al hospital al monitor de los chicos, se hacía público el final feliz de la misión de rescate. «Hicimos posible lo imposible», anunció entre aplausos Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de la misión, a periodistas de todo el mundo congregados en el lugar de los hechos.

Los trece integrantes de la escuadra juvenil permanecerán durante al menos una semana en cuarentena en el hospital provincial de Chiang Rai para someterse a un completo chequeo de salud y reponerse. Aunque en las primeras revisiones se afirmaba que todos estaban bien, al menos dos de ellos presentaban signos de principios de neumonía y otro de los más pequeños mostraba algún problema cardiovascular.

No obstante, los médicos permitieron, como una medida excepcional, que los familiares pudieran abrazar a los rescatados. El aislamiento decretado supone que no podrán acudir el domingo a la final del Mundial de Rusia en Moscú, a la que habían sido invitados por la FIFA durante el encierro bajo tierra. «No pueden ir, deben quedarse en el hospital un tiempo», anunció Thongchai Lertwilairatanapong, alto responsable del Ministerio de Salud de Tailandia. «Buscaremos otra ocasión para invitar a los muchachos a otro evento», comentó un portavoz de la FIFA tras expresar la «enorme alegría» suscitada en todo el mundo del fútbol por el éxito de la operación de rescate.  

Gafas de sol

«La misión aún no está completada, tenemos que mandar a los chicos con sus familias», aseguró Ossottanakorn. Hasta ahora, los familiares habían tenido que verlos a través de un cristal porque, tras más de dos semanas atrapados en la cueva, se encuentran con las defensas bajas y pueden enfermar con facilidad. Los primeros rescatados se encuentran relativamente bien, en habitaciones separadas del hospital, aunque todos ellos tendrán que llevar gafas de sol para protegerse de la luz tras pasar más de dos semanas a oscuras.

«Los chicos están bien y poco a poco irán haciendo vida normal», contaron los miembros del equipo de rescate. Aunque en los últimos días pudieron comer tras nueve sin poder hacerlo, a los médicos les llamó la atención que nada más entrar en el centro médico pidieran pan y crema de chocolate para untar.

En Mae Sai, la ciudad de la que son originarios los Jabalíes Salvajes, la noticia del rescate fue celebrada con júbilo, gritos y abrazos. El entrenador en jefe del equipo de fútbol de los chicos, Nopparat Khanthawong, quien no entró a la cueva con los otros hace dos semanas, dijo: «Estoy feliz de que hayan salido los niños. Todo lo que puedo hacer es enviar mis oraciones en apoyo a ellos y a todas las personas que han formada parte de la operación de rescate. Gracias por devolverlos a sus casas».

Ahora les toca olvidar la pesadilla del encierro a 800 metros bajo tierra en una gruta cuyo interés turístico se ha disparado.

El Manchester United invita a los niños a visitar Old Trafford

La selección inglesa y el equipo alemán del Schalke se felicitaron por el desenlace favorable del rescate y el Manchester United fue un paso más allá e invitó a los implicados a su estadio la próxima temporada. «Nos gustaría dar la bienvenida al equipo de fútbol de los Jabalíes Salvajes y a sus rescatadores en el Old Trafford la próxima temporada», aseguró el equipo inglés.

También se sumaron a las felicitaciones los principales líderes mundiales, como Donald Trump, Theresa May o los reyes de España, que trasladaron su apoyo a todos los afectados.

ECKAPHOL chantawong, el entrenador que temía no poder proteger a sus discípulos

El monje budista huérfano que evitó la desesperación

La cueva de Tham Luang es una de las más largas y profundas de Tailandia. Pero también una de las más turísticas de la provincia de Chiang Rai. No obstante, una advertencia deja muy claro que no se debe acceder a ella en temporada de lluvias. Por ese motivo, muchos se preguntan si el entrenador de fútbol de los doce chicos atrapados en su interior, Eckaphol Chantawong, cometió una grave imprudencia al dejarlos acceder y llevarlos tan adentro.  

Por qué lo hizo no está claro. Hay quienes sostienen que buscaban resguardarse de la lluvia, pero eso no explica que se adentraran varios kilómetros. Otros aseguran que se trataba de un ritual de iniciación para los adolescentes, que tenían que alcanzar playa Pattaya -donde quedaron atrapados- y escribir allí sus nombres. Que dejasen fuera su calzado parece confirmar esa teoría, explica Colpisa.

Sin embargo, otros hacen hincapié en que Chantawong ha logrado mantener con vida a doce niños en total oscuridad, sin comida y sin agua potable. Su tía, Kham Chantawong, afirmó que ya había entrado en la cueva otras veces y ha subrayado que la seguridad de los menores siempre ha sido su prioridad. Otros conocidos han resaltado que su etapa como monje budista, a la que este joven dedicó ocho años de los 25 que tiene, le ha permitido mantener la calma y ayudar psicológicamente a los chavales haciéndolos meditar.

Eckaphol es un huérfano que perdió a sus padres a los 10 años. Luego se preparó para ser monje, pero dejó el monasterio para cuidar a su abuela enferma en Mae Sai, en el norte de Tailandia. Allí, dividió su tiempo entre trabajar como monaguillo y entrenar al equipo de fútbol.

«Los amaba más que a sí mismo», dijo Joy Khampai, una amiga de Eckaphol que trabaja en un puesto de café en el monasterio de Mae Sai. «No bebe, no fuma. Era el tipo de persona que cuidaba de sí mismo y que les enseñaba a los niños a hacer lo mismo», defiende al entrenador de las críticas recibidas.

Ese cariño es común a toda la comunidad del entorno del tempo de Mae Sai. «Estoy muy feliz, pero no es solo por Ek y el equipo», dijo el abad de Mae Sai, Prayuth Jetiyanukarn. «El mundo entero ha estado atento estos 18 días y lo está celebrando con nosotros». «Como Ek es huérfano, me siento como su padre. Y Ek se sintió responsable de los 12 jabalíes», explicó el religioso.