Trump denuncia sin pruebas un fraude «masivo» en Florida

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Francisco Guasco | Efe

Exige poner fin al recuento de votos que se lleva a cabo en el estado

13 nov 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

Florida está de nuevo envuelta en un recuento de votos. Un estado que tardó cinco semanas en el 2000 en decidir quién era el nuevo presidente del país, George W. Bush o Al Gore. Los republicanos, declarados ganadores en la noche electoral de las legislativas del día 6, no ha tenido reparos en propagar el fantasma del fraude con la estimable ayuda de Donald Trump. Recién llegado de Europa, el presidente exigió este lunes poner fin al recuento de todos los sufragios, después de denunciar sin pruebas un intento de fraude «masivo».

«Un gran número de nuevas papeletas y muchas de las ya emitidas faltan o fueron falsificadas», señaló en un habitual tuit mañanero, sin ofrecer prueba alguna como suele ser habitual en sus reiteradas denuncias. «Ya no es posible un recuento fiable. Habrá que mantener la situación de la noche electoral», añadió. Trump ha agitado el fantasma del fraude antes y después de la cita con las urnas. En su opinión, lo único que debe hacer las autoridades electorales es declarar ganadores a Rick Scott y Ron DeSantis, los republicanos que aspiran a un escaño en el Senado y al cargo de gobernador del estado, respectivamente.

Un margen menor del 0,5%

Aunque en la noche electoral en Florida, los primeros datos daban como vencedores a los candidatos republicanos frente a las dos grandes esperanzas demócratas (Bill Nelson y Andrew Gillum) con el avance del recuento el margen se estrechó hasta ser menor del 0,5 % porcentual, por lo que según la ley estatal se debe recontar todos los sufragios.

La ventaja de Scott sobre Nelson se limita a 12,562 votos de los más de 8,2 millones emitidos, un margen de 0,15 %, mientras que DeSantis saca unos 33.000 a Gillum, un 0,41 %, según los datos de NBC News. Según los expertos, la gran cantidad de votos por correo habría contribuido a bloquear la maquinaria electoral.

El secretario de Estado de Florida ordenó el sábado el recuento en una revisión sin precedentes al afectar a dos contiendas. Ese mismo día, Trump insinuó que los demócratas estaban tratando de «robar» las elecciones, sin justificar sus acusaciones.

El caos electoral tuvo su primera chispa el viernes cuando salto la noticia de que una maestra del condado de Broward había encontrado en la escuela (que había servido de centro electoral) una urna etiquetada como «caja de votos provisionales». Al final la misteriosa caja, cuyas fotos corrieron como la pólvora por las redes sociales, no contenía votos, sino bolígrafos, sobres y letreros con el lema «Votar aquí». Pero el daño ya estaba hecho: el estrecho margen de diferencia entre los candidatos y las reiteradas reclamaciones de un posible fraude por parte de Rick Scott, fueron suficientes para convencer a muchos habitantes de Floria de que estaba en marcha un robo generalizado de elecciones, según The New York Times.

«¡Por lo que sé, todavía están contando las papeletas para Al Gore!», dijo con sorna el legislador republicano Matt Gaetz al viajar a Florida para alertar sobre el recuento de votos.