Condenan a una alemana del Estado Islámico por esclavizar y dejar morir a una niña en Irak

juan carlos barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Bandera del Estado Islámico
Bandera del Estado Islámico Dado Ruvic | Reuters

Le imponen diez años de cárcel por pertenencia a organización terrorista y crímenes contra la humanidad

25 oct 2021 . Actualizado a las 18:46 h.

Una mujer alemana de 30 años conversa al islam y militante de Estado Islámico (EI) fue condenada este lunes a diez años de cárcel por la Audiencia Superior de Múnich, entre otros cargos por pertenencia a una organización terrorista y crímenes contra la humanidad. Jennifer W. fue testigo pasivo de cómo su marido encadenó a una niña yazidí esclavizada de 5 años a la puerta de su casa, donde murió de sed y en medio de un calor implacable.

La niña se vio «indefensa ante la situación», dijo el juez Joachim Baier, presidente del tribunal, durante la lectura de la sentencia. La condenada «debió contar desde el principio con que la niña encadenada se encontraba en peligro de muerte» y «no hizo absolutamente nada» para ayudarla, aunque eso era «posible y razonable». Es más, el tribunal determinó que la militante de EI amenazó después con matar a tiros a la madre de la pequeña, a la que tenían también esclavizada, si no dejaba de llorar por la muerte de su hija.

Sentenciada también por crímenes de guerra e intento de asesinato, la Fiscalía había pedido para Jennifer W. la pena de cadena perpetua, mientras su defensa propuso una pena máxima de dos años de cárcel por pertenencia a una organización terrorista. La islamista alemana criticó al tribunal por la dureza de la pena. «La muy citada frase de ‘ante la duda, a favor del acusado’ no se ha aplicado en mi caso», dijo la mujer, quien afirmó que los jueces han querido sentar en el caso de su persona un ejemplo por todas las injusticias cometidas por Estado Islámico. Jennifer W. reconoció haber viajado a Irak en el 2014 para casarse por convicción ideológica con un combatiente de EI. La muerte de la pequeña yazidí se produjo en el 2015 en la localidad de Faluya, donde el marido de la procesada encadenó a la niña a la reja de una de las ventanas de su casa como castigo por orinarse en la cama.

Los fiscales calificaron ese castigo de tortura cruel y habían reclamado para Jennifer W. una pena por asesinato por omisión de ayuda. La mujer alemana afirmó durante el proceso que se encontraba en una situación de impotencia y no pudo liberar a la niña porque no se lo permitió su marido, que es procesado actualmente en la localidad alemana de Fráncfort.

Los jueces destacaron que la condenada conocía los actos y metas de Estado Islámico cuando viajó a Irak para sumarse a la organización. Baier subrayó que Jennifer W. y su esposo explotaron como esclava a la madre de la pequeña, a la que golpeaban a diario, y dijo que con su militancia en Estado Islámico respaldó el objetivo de la organización de «exterminar la religión yazidí» y esclavizar a ese pueblo. La organización yazidí Yazda destacó que el proceso de Múnich es el primero en el mundo que aborda los crímenes de Estado Islámico contra esta minoría religiosa, una fe monoteísta, que se remonta a las antiguas religiones mesopotámicas.

La premio Nobel de la Paz del 2018 y miembro de la minoría yazidí Nadia Murad subrayó al comienzo del juicio en abril del 2019 que se trataba de un gran momento y un importante proceso para todos los supervivientes del intento de genocidio contra la minoría protagonizado por Estado Islámico.

«Todos los supervivientes con los que he hablado esperan la misma cosa: que los autores de los crímenes contra los yazidíes, sobre todo contra las mujeres y niños, sean perseguidos y puestos ante los tribunales», dijo Murad. Durante la expansión de Estado Islámico en Irak en el 2014, las comunidades yazidíes fueron atacadas sistemáticamente. Al menos 5.000 hombres fueron masacrados y hasta 7.000 mujeres y niños secuestrados y esclavizados.