Bolsonaro y Lula pugnan por atraer a la élite política y a los abstencionistas

HÉCTOR ESTEPA RÍO DE JANEIRO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Lula da Silva y su candidanto a la vicepresidencia, Geraldo Alckmin, hicieron campaña en São Paulo.
Lula da Silva y su candidanto a la vicepresidencia, Geraldo Alckmin, hicieron campaña en São Paulo. MARIANA GREIF | REUTERS

El izquierdista y ultraderechista suman a su causa importantes apoyos de excandidatos y gobernadores

07 oct 2022 . Actualizado a las 09:34 h.

Hasta el último voto puede ser decisivo en la segunda vuelta de las elecciones de Brasil del próximo 30 de octubre. Por eso el presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro, y el exmandatario izquierdista, Lula da Silva, luchan estos días por atraer el apoyo de la élite política y también de quienes se quedaron en casa en la primera vuelta electoral, celebrada el domingo. Lula ganó con el 48 % de los votos, pero su rival logró remontar una diferencia de hasta 14 puntos en las encuestas para situarse a tan solo cinco puntos, con un 43 % de los votos válidos, tomando un fuerte impulso de cara a la cita del día 30.

Ambos están apelando a los abstencionistas, ya que son conscientes de que sumaron el 92 % de votos en primera vuelta y es difícil sacar más sufragios de quienes ejercieron su derecho al sufragio. La participación el domingo se movió en torno a un 79 % en un país donde el voto es obligatorio, pero las multas por no acudir a las urnas no son considerables.

Va a ser una tarea complicada llevar a más electores a los centros de votación. La afluencia a las urnas en Brasil se mantiene estable entre el 78 % y el 81 % en las últimas tres décadas y está por ver que la elevada polarización del país logre un aumento en la participación. 

Importantes apoyos

Sí están consiguiendo ambos importantes apoyos políticos. Lula sumó el miércoles una adhesión que podría ser clave. Simone Tebet, la sorpresiva candidata centroderechista, que fue tercera en los comicios del domingo, con un 4 % de los votos, declaró su apoyo a Lula. «Deposito en él mi voto porque reconozco en él su compromiso con la democracia y la Constitución», señaló la senadora. «Pido disculpas a mis amigos y compañeros que imploraron neutralidad en esta segunda vuelta», añadió.

Su partido, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), uno de los más grandes del país, optó por dar libertad de voto a la militancia. El expresidente Michel Temer (2016?2018), del mismo partido que Tebet, envió este jueves un vago mensaje en el que señaló su voluntad de votar al candidato que defendiese sus reformas, sin nombrar a ninguno de los dos, aunque ha sido interpretada como un apoyo a Bolsonaro.

Lula recibió también esta semana el apoyo del progresista Partido Democrático de los Trabajadores (PDT) y de Ciro Gomes, su candidato presidencial, que fue cuarto el domingo con un 3 % de los votos, y también del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995?2003).

Los analistas, eso sí, creen que los políticos han perdido capacidad de influencia en sus electores debido a que los votantes están más informados, y dudan de la capacidad real de traducción en voto que pueden tener los apoyos tanto a Lula como a Bolsonaro.

El ultraderechista ha sumado para su causa el apoyo de los gobernadores de São Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, que son probablemente los tres lugares donde se decidirán los comicios, especialmente en ese último estado, donde el resultado local siempre ha coincidido con el federal, como este domingo, cuando las cifras allí fueron prácticamente las mismas para uno y otro candidato.

El partido centroderechista Unión Brasil, tercero con más representación en la futura Cámara de Diputados, dio libertad de voto a sus líderes y militantes, pero el gobernador de Goiás, Ronaldo Caiado, dijo que la amplia mayoría del partido es favorable a Bolsonaro, lo que supone un fuerte empuje.