Trump firma otra tregua arancelaria con China a cambio de tierras raras
INTERNACIONAL
Califica de «increíble» su entrevista con Xi tras meses de guerra comercial
31 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, reconducen las tensiones comerciales y suavizan su enfrentamiento, aunque sin alcanzar un acuerdo cerrado, que posponen hasta el 2026.
Los líderes de las dos primeras potencias económicas mundiales se reunieron en Corea del Sur y no dudaron en mostrar complicidad y palabras de elogios mutuas para desescalar la guerra comercial, aunque asuntos geopolíticos como el apoyo estadounidense a Taiwán no fueron tratados.
Mientras que Trump calificó de «increíble» la reunión y la valoró con un «12» en una escala de diez, la parte china fue menos expresiva y se limitó a decir que ambos países habían «llegado a un consenso». Xi Jinping habría afirmado que «China y Estados Unidos deberían ser socios y amigos» y que los dos países tendrían que crear una base sólida para las relaciones bilaterales.
Trump aseguró que hay un compromiso para que China congele durante un año las restricciones sobre la importación de tierras raras. Pekín controla el 90 % del procesamiento de estos minerales, necesarios para el desarrollo de la industria militar y tecnológica de Estados Unidos. El gigante asiático también se habría comprometido a levantar el boicot a la soja y otros productos agrícolas estadounidenses. A cambio, el republicano confirmó la reducción del 20 % al 10 % de los aranceles impuestos a China por el tráfico de fentanilo. Las tasas de EE.UU. a los productos chinos quedarían en un 47 %. Ambos países se comprometieron a suspender durante un año las tasas portuarias con las que se habían amenazado mutuamente.
Sin acuerdo sobre microchips
Sobre las peticiones chinas de tener acceso a los microchips de gama alta fabricados en Estados Unidos, Trump confirmó que fue un asunto sobre el que conversaron, pero sin concretar acuerdos. También aseguró que sobre el chip Blackwell, el más avanzado de la compañía Nvidia, no se había negociado. Tampoco se ha explicado el acuerdo sobre la venta de TikTok del que China advirtió que era una cuestión para abordar en el futuro.
En resumen, la información es tan poco concreta que más que un acuerdo se podría decir que ambos países han pactado una tregua táctica para dejar abierta la vía de la negociación. En las conversaciones, de momento, no han aparecido problemas que en un principio preocupaban a Estados Unidos y también a la Unión Europea, como el exceso de capacidad manufacturera de China y de sus exportaciones.
En declaraciones desde el Air Force One, Trump confirmó que habían tratado el tema de la invasión de Ucrania y que Estados Unidos estaba dispuesto a colaborar con China para poner fin a la guerra. También aseguró que no se había hablado de Taiwán.
Se esperaba que China exigiera a Estados Unidos un compromiso claro de que no apoyaba una posible independencia de isla y que respetaba la política de «una sola China» que defiende Pekín. También que se comprometiera a no seguir armando a Taiwán activamente como EE.UU. hizo durante la Administración Biden.
Foro de libre comercio
La reunión ha sido el primer cara a cara entre los dos presidentes desde que Trump estrenó su segundo mandato y se ha producido en el marco de la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), donde 21 países se reúnen para defender el libre comercio. Sin embargo, Trump abandonó Corea del Sur al acabar la reunión, mientras que el presidente Xi asiste al foro.
La entrevista con el líder chino puso, por tanto, punto final a la gira asiática que Trump inició con el objetivo de recomponer las relaciones con sus principales socios en la región: Japón y Corea del Sur. El presidente estadounidense había presionado a los dos países con una subida de aranceles y con renegociar sus compromisos de defensa. Frente a la tibieza de los avances con China, tanto con Tokio como con Seúl el mandatario republicano ha logrado cerrar acuerdos que incluyen una fuerte inversión de estos países en territorio de EE.UU.
EE.UU. afianza su ascendiente en la región más estratégica para sus intereses
j. santirso
Tras su mediación en la guerra de Ucrania y en la crisis de Gaza, atascada una y pomposa la otra, Donald Trump ha vuelto su atención hacia el más estratégico de sus frentes geopolíticos. El presidente estadounidense voló ayer de vuelta a Washington tras haber completado una frenética gira asiática en la que ha logrado rebajar la tensión con China y afianzar la alianza con sus socios en la región.
«POTUS [presidente de EE.UU.] embarca en el Air Force One y se prepara para el largo viaje de regreso a casa después de un notable viaje por Asia. Esta semana, POTUS logró miles de millones de dólares en nuevas inversiones, puso fin a una guerra, firmó varios acuerdos sobre comercio y minerales, se reunió con el presidente Xi, y más», resumió una laudatoria publicación en redes sociales de la Casa Blanca, junto a un vídeo de Trump desde lo alto de la escalerilla.
Además de la tregua con Xi, que no ofrece una solución a la confrontación entre ambas potencias, Trump se ha llevado acuerdos comerciales con Japón y Corea del Sur en condiciones asimétricas. A cambio de aranceles del 15 %, Tokio y Seúl se han comprometido a realizar inversiones en proyectos estadounidenses por valor de 550.000 y 350.000 millones de dólares (475.000 y 302.000 millones de euros) respectivamente. Semejantes regalías evidencian que, en el mundo que propugna Trump, menos basado en el multilateralismo que en la fuerza, cada vez son más los países que tragan.
El presidente republicano ordena al Pentágono reactivar «de inmediato» las pruebas nucleares
m. gallego
Donald Trump ha vuelto a colocar al mundo al borde del abismo con un mensaje en su red social, Truth. Apenas una hora antes de reunirse con Xi Jinping, el mandatario estadounidense dijo que había ordenado al Pentágono reanudar las pruebas nucleares «de inmediato», para estar «en igualdad de condiciones» con Rusia y China, escribió. Si cumple su amenaza se trataría de la primera detonación atómica de EE.UU. en 33 años.
Acaba así, de un plumazo, con las más de tres décadas de política de contención transcurridas desde el final de la Guerra Fría, cuando George H. W. Bush decretó en 1992 una moratoria. Desde entonces ningún presidente estadounidense ha osado desafiar el consenso internacional contra los ensayos nucleares. Se sabe que en el 2020 el propio Trump lo discutió durante su primer mandato y, de hecho, en la misma publicación del jueves se atribuyó el mérito de haber renovado «por completo» todo el arsenal nuclear de EE.UU. durante esa legislatura.
«Por el tremendo poder destructivo que tiene, ODIABA hacerlo, pero no tenía alternativa», aseguró. «Rusia es el segundo y China, que ahora es el tercero a mucha distancia, nos dará caza en cinco años», explicó. Trump lo considera ahora un equilibrio estratégico del planeta y de los intereses de Washington. «Debido a los programas de pruebas de otros países, he instruido al Departamento de Guerra a empezar a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones que los demás», escribió.
El gesto llegó justo antes de su encuentro con Xi Jinping en la ciudad portuaria de Busan, en Corea del Sur. La Casa Blanca no ofreció ningún detalle sobre si Trump pretende realizar pruebas reales o simplemente exhibir el arsenal nuclear estadounidense en ejercicios de demostración, pero el simple anuncio bastó para sacudir a la comunidad internacional.
China no ha realizado un ensayo nuclear desde 1996. Rusia tampoco ha detonado ninguna bomba de este tipo desde el final de la Guerra Fría, aunque el presidente ruso, Vladimir Putin, presumió la semana pasada de haber probado un misil de crucero con propulsión nuclear y este mismo miércoles un torpedo, el Poseidón.