El grupo Hotusa se dispone a abrir de nuevo el Palacio de Sober

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Carlos Rueda

Técnicos de la empresa visitaron el hotel con vistas a planear su acondicionamiento

09 nov 2018 . Actualizado a las 21:33 h.

La firma Nubian Properties, propiedad del empresario chantadino Amancio López Seijas -presidente del grupo hotelero Hotusa- inició los preparativos para hacerse cargo del hotel Palacio de Sober, que ha permanecido cerrado e inactivo desde el 2014. La empresa confirmó que es la adjudicataria de las instalaciones, pero precisó que por el momento «no existe un plan definido para su explotación», algo que se dará a conocer más adelante. El alcalde soberino Luis Fernández Guitián señaló por su parte que en los pasados días algunos técnicos de la empresa visitaron el hotel para inspeccionar su estado con vistas a acondicionar su finca exterior, que necesita un intenso desbroce por no haber sido objeto de tareas de mantenimiento desde que el establecimiento dejó de funcionar.

El regidor calificó por otro lado como «unha noticia moi boa» el hecho de que la empresa esté dando los primeros pasos para la futura reapertura del negocio. «É moi positivo para Sober e para toda a Ribeira Sacra que este establecemento vaia ser xestionado por unha empresa de moito prestixio que ademais está dirixida por unha persoa natural deste territorio», afirmó, añadiendo que espera que el hotel se convierta en uno de los principales referentes turísticos de la zona.

El decreto de adjudicación del hotel soberino a Nubian Properties fue aprobado el pasado 11 de septiembre a través de una resolución del juzgado mercantil de Madrid que desde el 2015 dirige el proceso judicial de liquidación de la empresa cárnica Alvaher 95, que edificó el establecimiento y se encargó de gestionarlo durante sus primeros cuatro años de existencia. Dicha resolución fue confirmada ocho días después de la aprobación inicial.

Oferta de 2,4 millones

Previamente, el pasado mayo, se celebró una subasta pública para adjudicar el hotel en la que se presentó una única oferta -la de Nubian Properties- que ascendía a 2,4 millones de euros. El valor del edificio y su finca había sido tasado en 4,7 millones por los administradores que se hicieron cargo de Alvaher 95 cuando la empresa entró en un proceso concursal, en el 2015. La oferta de Nubian Properties suponía el 51 % de esta cifra, por lo que adjudicación no fue inmediata, ya que para ello tenía que haber llegado al 70 % de la tasación. El juzgado abrió entonces un plazo para que los hasta entonces dueños del hotel o bien sus acreedores mejorasen la oferta, pero esto no llegó a suceder.

La subasta de la propiedad se abrió después de unos intentos frustrados de los administradores judiciales de Alvaher 95 para vender el hotel de forma directa a alguna empresa del sector. El Instituto Galego de Promoción Económica reclamaba la devolución de 3,3 millones de euros de ayuda pública que habían concedido en día a los promotores del proyecto y las dos empresas con los que contactaron los administradores para negociar una posible venta ofrecieron cantidades que estaban por debajo de esa cifra. El único recurso que quedó entonces para completar el proceso fue abrir la subasta pública.

Una antigua construcción de raíces medievales reedificada entre el 2007 y el 2010

En febrero del 2017, el juzgado mercantil encargado del proceso concursal de Alvaher 95 organizó una jornada de puertas abiertas para que las empresas eventualmente interesadas en la adquisición del hotel pudiesen comprobar directamente en qué estado se encontraba la propiedad. En esa visita se pudo constatar que el edificio -de cuatro pisos- se mantiene en buenas condiciones y que el principal problema consistía en la vegetación que creció de forma descontrolada en la finca que lo rodea, con una extensión que supera los 20.600 metros cuadrados.

El edificio original se encontraba muy arruinado cuando se iniciaron los trabajos de reconstrucción, que empezaron en el 2007 y terminaron en el 2010. El antiguo palacio soberino, que perteneció en el pasado a la familia hidalga de los López de Lemos, había sido demolido parcialmente en 1933 después de haber pasado varias décadas en un estado de abandono total. Los exámenes arqueológicos y arquitectónicos previos a la restauración determinaron que las partes más antiguas del edificio podrían remontarse al siglo XII y que la construcción experimentó en épocas posteriores -probablemente hasta el siglo XIX- numerosas reformas y añadidos.

En la intensa reconstrucción que se llevó a cabo con vistas a la creación del hotel se reedificaron con bloques de sillería de granito las partes derruidas de los muros exteriores. Por otro lado, se restauraron unos arcos de piedra del siglo XVII que sirvieron de modelo para levantar otras estructuras de este tipo en la parte superior del edificio.