Encontrada la última galería inundada de la mayor cueva acuática de O Courel

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

RAFA JURADO

Los espeleólogos llevan años tratando de encontrar el final de la Buraca das Choias

17 jul 2019 . Actualizado a las 16:37 h.

A Buraca das Choias es un tesoro para los aficionados a la espeleología. Enclavada en plena Serra do Courel, es una más de las múltiples cavidades más o menos escondidas en el subsuelo calizo de esta comarca montañosa, pero sus dimensiones la hacen especial. Es la cueva inundada más grande de las conocidas en Galicia. Su longitud completa todavía es desconocida, pero después de años de exploración parece que ya ha aparecido la última galería cubierta de agua.

El hallazgo es obra de los espeleólogos Rafa Jurado y Manuel de las Heras. Integrantes del denominado Grupo de Exploración de la Buraca, uno de los colectivos de aficionados al buceo y la espeleología que llevan años aplicándose a desvelar los misterios de esta cueva, el pasado día 11 llegaron al final del denominado sifón número diez. La parte conocida de la cueva terminaba hasta ahora en el noveno sifón, alcanzado en el verano del 2018 por un grupo de buceadores de Madrid.

Estos dos integrantes del Grupo de Exploración de la Buraca aseguran haber alcanzado el décimo sifón el 26 de junio. Aquel día solo pudieron bucear en esta cavidad unos cuarenta metros. Más no porque, según cuenta, Rafa Jurado, tuvieron que «ir desobstruyendo bajo el agua, apartando bloques y cantos de rocas, que dificultaban enormemente la progresión de la inmersión». El pasado día 11 volvieron y encontraron el final de esta cavidad, que tiene un recorrido de 53 metros de longitud. Por lo que vieron, están convencidos de que esa es la última sala inundada de la Buraca das Choias.

Esta cueva, explica Jurado, «se desarrolla en una serie de sifones encadenados, entre los cuales se intercalan cortos tramos de galería aérea donde se puede respirar y caminar erguido». Cuando el techo de estas galerías desciende hasta tocar el agua, añade, «ya se requieren equipos de buceo para poder seguir progresando por la galería inundada, y es a esto a lo que se denomina sifón». Si ellos piensan que el décimo es el último es porque la galería en la que termina hace un bucle que la hace desembocar al principio de ese sifón.

La galería seca que está tras ese décimo sifón forma un paraje subterráneo espectacular, y evidentemente nunca antes pisado por el hombre. «De este punto -describe Jurado- parten varias galerías de generosas dimensiones y con techos profusamente adornados con estalactitas de colores y formas diversas, así como de curiosas formaciones denominadas geológicamente excéntricas».

La progresión de estas galerías es ascendente, así que la cueva sigue ahora por niveles superiores al de la corriente de agua que inunda las nueve salas previas. Estos dos espeleólogos consideran que las características de la zona que acaban de descubrir demuestra que, salvo sorpresas, la parte de la Buraca das Choias que está cubierta de agua ya ha sido desentrañada en su totalidad. Ahora queda seguir la exploración de la cueva para encontrar su final, pero ya en seco.