Absuelta la mujer de Monforte acusada de intentar volar su piso con ella y sus hijos dentro

La Voz

MONFORTE DE LEMOS

CEDIDA

Los jueces dan por buena la versión de la procesada: «Abrió el gas dos o tres minutos y después cerró la bombona»

19 oct 2018 . Actualizado a las 08:05 h.

No cabe duda de que abrió el gas con ella y sus dos hijos de 6 años y 15 meses dentro de la casa. Lo que ya no está claro es para qué lo hizo, si para suicidarse y matar a los niños o simplemente para llamar la atención y darle un susto a su marido, como ella asegura. Y ante la duda, los jueces de la Audiencia Provincial que dirigieron la semana pasada el juicio contra la mujer de Monforte acusada de intentar hacer volar en septiembre del 2009 su piso de la avenida de Galicia han decidido absolverla.

La mujer llegó al juicio con una acusación de homicidio frustrado a sus espaldas. La Fiscalía pedía para ella una condena de una año de internamiento vigilado por psiquiatras, y después de eso cuatro años y medio de prisión, dos años y tres meses por cada hijo. Sobre esta segunda parte de la condena tendría la decisión final el tribunal, que podría dejarla en suspenso si consideraba que al final del período de internamiento psiquiátrico la mujer ya no suponía un peligro para ella misma o para sus hijos.

A favor de la acusación estaban los testimonios de los tres policías que irrumpieron en el piso después de ser alertados por el marido, un hombre natural de Nigeria que no llegó a testificar en el juicio porque ahora vive de nuevo en su país natal. Y también el texto del mensaje que la mujer le había enviado a su marido, que decía en inglés que iba a suicidarse y a matar a los niños para que él se sintiese libre de hacer lo que quisiese con su vida.

Siempre la misma versión

En cambio la defensa, ejercida por la abogada monfortina María Jesús González, se agarró a la versión que la mujer sostuvo en todo momento, tanto cuando le preguntaron en la unidad de psiquiatría en la que la ingresaron aquel día como en el propio juicio: que solo había sido una bravata para llamar la atención de su marido, del que llevaba un tiempo separada.

La procesada sufre un trastorno depresivo crónico de tipo neurótico, con trastorno límite de la personalidad. Además, en aquel momento estaba especialmente inestable por sus problemas con su pareja, por una relación tormentosa con su madre y porque consumía cocaína y otras drogas.

En la decisión que finalmente ha adoptado el tribunal parece haber pesado mucho la declaración de los tres policías que entraron en el piso después de recibir a las once y media de la noche el aviso de que una mujer aseguraba querer suicidarse en su piso con sus hijos pequeños. Los agentes echaron la puerta abajo, porque después de llamar al timbre nadie les abrió ni contestó. Se encontraron a la mujer adormilada en la cama con sus hijos. Y en el atestado policial hicieron constar que cerraron el paso de gas a los fogones de la cocina, que estaban abiertos, y abrieron las ventanas, que estaban cerradas.

Sin embargo, en el juicio fueron menos claros. Los tres coincidieron en que olía mucho a gas, incluso desde el descansillo, y que por eso optaron por entrar a la fuerza. Sin embargo, ninguno de los tres recuerda haber sido el que cerró los fogones. Además, había al menos una ventana que no estaba cerrada, sino con el cristal roto. La había roto ella misma ese mismo día al cerrarla de forma brusca tras una discusión a gritos con su marido, que estaba en la calle.

Sembró dudas

Eso sembró en el tribunal la duda de si realmente la mujer había dejado los mandos de la cocina abiertos o, como ella asegura, simplemente «abrió el gas dos o tres minutos y después cerró la bombona», como dijo la acusada durante el juicio según la descripción que hace ahora la sentencia. Ella insistió la semana pasada en la vista oral que solo pretendía que quedase olor a gas, no provocar ninguna explosión o generar tal concentración de butano que ella y sus hijos pudiesen morir envenenados mientras dormían.