La presa de Vilanova alimentó la primera luz eléctrica en Monforte a finales del XIX

felipe aira MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

En enero de 1903 se volvió durante un tiempo a las farolas de petróleo por diferencias con la campañía suministradora

20 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el Ayuntamiento de Monforte se conserva un expediente del año 1894, en el que se da cuenta de la concesión de licencia a Baldomero Rodríguez Martín para clavar postes en las carreteras provinciales de Bóveda a Monforte, y en el ramal a Vilanova, y tender cables del alumbrado eléctrico que instalará una empresa de la población. En el documento se habla de que el tendido se podrá utilizar usando el salto de agua de la presa de la acequia que hay en el río Cabe en el sitio conocido como Vilanova.

También se comenta que es preciso eliminar tres árboles existentes delante de la capilla de San Pedro, hoy en día perteneciente a la familia López Baamonde, ya que podían embarazar la corriente eléctrica de los cables tal como cita el escrito. Tras informes de Obras Públicas, el Ayuntamiento dio autorización.

La presa existente en Vilanova permitió los primeros suministros de luz eléctrica a la ciudad. Con anterioridad, en el año 1844, los primeros aparatos de alumbrado de petróleo, los quinqués, venían a sustituir a las velas de sebo.

Baldomero Rodríguez Martín pedía en el año 1894 autorización para «clavar postes en las carreteras provinciales de Bóveda a Monforte y ramal de Vilanova a fin de tender los cables del alumbrado eléctrico que ha de instalarse por una Sociedad de esta población».

Árboles junto a la capilla

Detallaba «que una sociedad electricista [de la que formaba parte el empresario] tiene proyectado establecer en breve plazo el alumbrado por medio de la luz eléctrica en esta población, utilizando al efecto el salto de agua de la presa de la acequia que el que dice tiene en el río Cabe al sitio denominado de Vilanova, términos de la parroquia de Ribasaltas y siendo necesario para traer la luz a la población colocar los postes para tender los cables en la margen derecha de la carretera provincial de Bóveda-Monforte, kilómetro 12, y en el ramal que de esta va a dicho lugar de Vilanova en el mismo terreno y línea en que se sitúan comúnmente los postes telegráficos, para cuya colocación se precisa el oportuno permiso a tenor de lo dispuesto […] y además para cortar tres árboles que hay en dicha carretera en la margen derecha y frente a la capilla de S. Pedro que pueden embarazar a la corriente eléctrica de los cables».

Es en el año 1896 cuando las primeras instalaciones de luz eléctrica llegan a los hogares monfortinos. En fecha 8 de julio de 1896, se inaugura el alumbrado público eléctrico de Monforte de Lemos, celebrándose actos que tuvieron gran solemnidad. Como hemos visto, Baldomero Rodríguez Martín fue uno de los principales impulsores para que este servicio tan necesario llegase a la ciudad.

Un motor a vapor

Ricardo Rodríguez Vilariño de Barbeito en su libro Monforte de Lemos, sus monumentos, historia y tradiciones, publicado en el año 1896, escribe al respecto: «Monforte, debido a la iniciativa particular, cuenta con una bien montada fábrica de luz eléctrica que abastece toda la población. Para su elaboración se aprovecha un salto de agua, pero siendo éste insuficiente, la empresa, que no escatima gastos de ninguna clase, ha puesto un motor a vapor gracias al que tiene una luz brillante que muchos pueblos de clase superior desearan para sí».

«Mis placeres -prosigue Rodríguez Vilariño- merece la empresa que dotó a Monforte de elemento tan imprescindible a los pueblos cultos, con lo que hará un negocio regular y el pueblo agradecido premiará los esfuerzos de los que exponen sus energías vitales y su capital en beneficio del interés social».

La primera licencia fue a favor del empresario Baldomero Rodríguez Martín

Ocho días para sacar de las calles postes, palomillas, transformadores y cables

En sesión ordinaria celebrada con fecha del 18 de noviembre de 1902, el Ayuntamiento informa de sus diferencias con la Sociedad Electricista de Monforte. Dicha empresa tenía firmado contrato ante notario con el Ayuntamiento, en fecha 26 de noviembre de 1895, para el servicio del alumbrado público de la ciudad. Se acordó en dicha sesión plenaria que la propuesta de la compañía de rescindir el contrato fuera aceptada.

Así pues, la mencionada empresa tenía que devolver las farolas de petróleo que le fueran entregadas en fecha 22 de noviembre de 1901, y hacer desaparecer los postes, palomillas, transformadores y cables de la vía pública, en un plazo de ocho días a partir del siguiente a la suspensión del servicio.

Finalmente, en enero del año 1903 se suspendía dicho servicio eléctrico. Tras la rescisión del contrato, se retornó a las farolas de petróleo por un tiempo e incluso eran adquiridas en Barcelona treinta de ellas.

También en Chantada

En enero de 1905 tenemos noticia de la creación de la sociedad anónima Eléctrica de Monforte y Chantada, que pretendía abastecer de luz eléctrica a estas dos ciudades. Posteriormente, se inicia un contrato de alumbrado público con la Compañía Eléctrica de Orense que estaría en vigor desde el año 1908 a 1938.

Ya en el año 1923, el acta de una sesión extraordinaria de fecha 22 de diciembre pone de manifiesto que el Ayuntamiento de Monforte se encontraba en descubierto con la compañía eléctrica, debiéndole 92.374,53 pesetas, más 2.208,33 pesetas por el «presupuesto carcelario». Le avisan que, en el caso de no cancelar la deuda antes del 31 de diciembre, rescindirán el contrato, con suspensión del servicio en toda la ciudad. Lo cierto es que, según los datos que hemos visto, la situación económica del Ayuntamiento era mala.

Bombas de los anarquistas

Durante los años de la II República. Las dependencias de la CNT fueran cerradas por diversos actos llevados a cabo en Monforte. En fecha 8 de mayo de 1932, algunos de los afiliados del sindicato colocaron catorce bombas en el tendido eléctrico que abastecía a la población monfortina. Causaron daños materiales de consideración. Se dice en crónicas de la época que las bombas iban, en un principio, destinadas a centros oficiales.