José Manuel Fernández, conocido cazador de Monforte, muere atropellado tras una batida

Luis Díaz
Luis Díaz MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

CEDIDA

El propietario del antiguo bar Morín detuvo el vehículo en el que viajaba para revisar el remolque de los perros y fue alcanzado por un turismo

16 sep 2019 . Actualizado a las 19:41 h.

Un conocido cazador de Monforte, José Manuel Fernández, falleció atropellado a última hora del domingo en la carretera vieja de Escairón. El accidente que le costó la vida se produjo a la altura de la parroquia monfortina de Seoane, poco antes de las diez de la noche. En ese momento regresaba a Monforte después de participar en una batida de jabalí en un municipio próximo.

El siniestro se produjo en una gran recta de medio kilómetro donde la velocidad está limitada a 70 kilómetros por hora- El fallecido viajaba en un vehículo provisto de un remolque en el que transportaba los perros. Al parecer, se detuvo en una zona de escasa visibilidad para comprobar si había algún problema con esa carga. Otro turismo que circulaba en el mismo sentido no se percató de su presencia y colisionó contra el remolque, que como consecuencia del impacto alcanzó al cazador causándole la muerte.

Lugar del accidente donde falleció José Manuel Fernández
Lugar del accidente donde falleció José Manuel Fernández

José Manuel Fernández era muy popular en el sur lucense y en otros puntos de Galicia por su pasión por la caza. Acudía con frecuencia a otras zonas junto con su cuadrilla para participar en monterías de jabalí.

José Manuel Fernández, en una batida en el año 2007
José Manuel Fernández, en una batida en el año 2007 ALBERTO LÓPEZ

Antes de jubilarse, había convertido el Bar Morín de Monforte en un auténtico centro social alrededor del mundo de la caza. Allí tenía las cabezas disecadas de varios jabalíes gigantescos, muchos de ellos de más de cien kilos de peso, que él había abatido. Era raro el fin de semana que no recibía felicitaciones de cazadores y vecinos, por haber cazado alguno de esos jabalíes que en muchos casos eran una pesadilla para los campos. También era extraño el fin de semana que no hubiese comida, cena o reunión de cazadores en su local, ubicado en el barrio del mismo nombre, en la carretera de salida hacia Lugo.