El día en el que los perros fueron a misa

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

Óscar Cela

Decenas de animales fueron llevados por sus dueños a la celebración religiosa de San Antón Abade

18 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras. Y así fue. E hizo Dios a las fieras según sus especies». Este es un breve pasaje del Génesis que el padre Amado, superior de los Franciscanos, leyó para bendecir a casi un centenar de perros que ayer fueron llevados por sus amos a la misa de su patrono, San Antón Abade. La misa, que contó con una gran participación, se celebró en la capilla de A Soidade.

Decenas de personas cumplieron también con la tradición de «poñer o santo», trámite del que se ocuparon sus devotos y también miembros de la Orden Terciaria Franciscana, que es la que se ocupó de la organización de la misa y también mantiene la capilla de A Soidade.

Numerosos fieles acudieron a comulgar con sus chuchos en el brazo. Otras siguieron la celebración del oficiante tratando de contener a los perros que se portaron de maravilla. Aguantaron mejor que algunos humanos a los que, en pleno acto litúrgico, les sonaron los móviles.

Varios perros se mostraron algo gruñones y alguno estuvo a punto de hacer pipí en el interior, sin embargo las incidencias perrunas no dan para escribir ni un renglón. En cualquier caso había que tener en cuenta lo que dijo la propietaria de uno de los chuchos: «Hoxe son eles os grandes protagonistas».

En la celebración estuvo Libre, un mastín español de cinco años que, por primera vez, fue a misa. Fue el de mayor tamaño con casi 80 kilos. Se comportó perfectamente. Lo llevó Clara María, su propietaria que acudió con Nair María, su hija, que fue con Coty, un sin raza que adoptaron para salvarlo del sacrificio tras ser abandonado.

Bea llevó a Januki un hakita de un año y cuatro meses. Y con todos estuvo también el bebé Gael, el feligrés más joven de la celebración con solo 4 meses de vida.