No parecía Valencia el más indicado para ganar cómodamente en el Pazo y en cambio lo fue. Nos dejó sin partido antes de lo previsto, aprovechando la peor actuación como local del Breo. Incluso el ambiente no tuvo la efervescencia habitual, algo no funcionaba, detectado poco tiempo después de empezar. Una vez más, como el día de Zaragoza, dos jugadores nos molieron a triples y también se detectó alguna duda que apunta al futuro, hasta hemos sabido que Millsap tiene que acostumbrarse al baloncesto europeo. Se me ocurren varios americanos, desde Greg Foster en adelante que llegaron a Lugo con el tiempo justo para coger el autobús o calzarse las botas y se salieron. Lo único que parece claro es que no Millsap ni Dragicevic tienen el perfil para ser sustitutos de Jordan.
En fin, sin pausa la liga continúa y si no fue ninguna tragedia la última derrota, aparece por el Pazo Manresa, equipo histórico donde los haya y esta temporada auténtica revelación del campeonato, además de por los resultados, por su juego valiente e intenso, un placer ver sus partidos, el último ante el Madrid como todos los anteriores. Ha tenido lesiones y bajas importantes, pero sigue jugando igual, si ha perdido claridad habrá que preguntarle a Peñarroya, pero lo que no perdió son las señas de identidad. Defensa límite y mantenimiento siempre del orden. No es una final, tampoco hay que dramatizar, pero para seguir habitando en zona confortable habrá que ganar.
Nadie nos va a quitar ninguna de las seis victorias, pero conviene no estancarse.