El relojero que propone a los curas de Lugo apostar por el sacristán electrónico

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

CAPOTILLO

El vigués Pedro Pagán les ofrece programadores de campanas a través del móvil

13 feb 2019 . Actualizado a las 21:48 h.

Como ya no quedan sacristanes de carne y hueso, y es necesario tocar las campanas para misas, entierros y aniversarios, el relojero vigués Pedro Pagán plantea a los curas de la diócesis de Lugo (de las de menor población y más envejecida de España) que opten por uno electrónico. Algunos, como es el caso del párroco de Meira, tienen dos: uno de verdad y el otro en forma de aplicación en el móvil.

Pagán, que proviene de una prestigiosa familia de relojeros, envió en los últimos meses comunicaciones a los curas de más de mil parroquias que conforman la diócesis de Lugo, que abarca también núcleos de la provincia de A Coruña (también comunicó con otros de Galicia), para ponerles al corriente del último grito en tecnología eclesial. Ya no hace falta estar pendiente de que el sacristán, o la sacristana, toquen a difunto o para los novenarios. Con una inversión no muy elevada, los sacerdotes pueden tener adaptadas sus campanas para que estas toquen cuando ellos decidan. Bastará que le manden hacerlo al sacristán electrónico metido en el móvil.

«Para tocar o día da festa, se cadra, hai voluntarios tódolos días; agora, para ir a diario media hora antes da misa, xa é outra cousa», bromea Pedro Pagán. Este relojero, especialista en hacer que los viejos aparatos de concellos y catedrales sigan marcando puntualmente las horas, asegura que los tiempos cambiaron muy rápido. «Antes nas aldeas había moitas mulleres sancristás. Desde hai anos, foron desaparecendo basicamente pola incorporación delas ao mundo laboral», expresó el relojero. Pagán recuerda, además, que otra circunstancia negativa es la despoblación y el envejecimiento. Hace cálculos: «Galicia ten tres mil e pico parroquias con 2,71 millóns de habitantes. Millón e medio están nas áreas urbanas. No rural queda moi pouca xente. Hai parroquias con trinta e pico familias, ou menos». Más aún para echar mano de la electrónica, según el relojero. «Hai moito risco de que un sancristán caia polas escaleiras do campanario, co que iso suporía», expresó el relojero. No hay necesidad de riesgos, ni tan siquiera de que el cura esté en el tanatorio y no pueda ir a tocar las campanas o de tener que pagar 50 euros al campanero por tocar a difunto dos días unas cuantas horas, como así sucede en algunas parroquias.

El relojero vigués ofrece a los curas de la diócesis lucense sus servicios especializados en «instalación, reparación y restauración en relojería de torre, sonorización de campanas, fundición, refundición y restauración de los mismos y sistemas de amplificación y megafonía». A mayores les indica que disponen de programadores de toques de campana «según costumbre parroquial» y aclara que la operación se realiza a distancia, «vía mando IR, teléfono móvil, aplicación para móviles, tabletas y ordenadores personales».

Los sistemas disponibles tienen precios, recuerda el relojero vigués, que comienzan en unos mil euros aproximadamente, o incluso menos. A mayores, están los gastos de desplazamiento. Recuerda que, aunque hay sistemas mucho más sofisticados (más caros), son precios asumibles a la hora de hacer el reparto en las aldeas.

Los sistemas electrónicos pueden ser aplicados a campanas físicas como también a relojes que pueden tocar a difunto o a la misa dominical.