«Será especial jugar contra Pablo Ferreiro, mi hermano de Lugo», dice el breoganista Dago Peña

X.R. Penoucos LUGO / LA VOZ

LUGO

cedida

El alero confiesa estar «feliz» en la ciudad y en un equipo del que destaca su «calidad y armonía»

23 dic 2019 . Actualizado a las 17:40 h.

El derbi gallego del próximo sábado entre Leche Río Breogán y Leyma Coruña lo vivirá de manera más intenta que el reto un jugador que nació a muchos kilómetros de Galicia, el dominicano Dago Peña. El alero llegó a Europa de la mano del cuadro coruñés, en aquel entonces dirigido por Tito Díaz, y en el que milita el que califica como «hermano pequeño» el lucense Pablo Ferreiro.

—¿Qué recuerda de su llegada a España?

—Mi meta era venir a Europa y Tito me dio la oportunidad con el riesgo que suponía traer a un jugador sudamericano por el estilo de juego que tenemos. Por fortuna me fue bien, me integré enseguida y soy muy feliz.

—¿Cómo fue su etapa en A Coruña?

—Muy buena. Al principio me costó acoplarme a la disciplina, aunque en mi caso venía de la Universidad y ya había tenido entrenadores bastante exigentes, lo que me ayudó. A veces pensaba otra vez a entrenar tres horas con Tito gritando, pero ahora me dio cuenta de que esa etapa me dio dureza y me ayudó mucho para acoplarme al estilo europeo y poder entrenar a todo motor.

—¿Qué supuso su fichaje por el Breogán?

—Todo un honor y un orgullo. Cuando estaba en A Coruña y nos tocaba jugar con el Breo era una semana especial, sabíamos que nos íbamos a enfrentar a un gran club y que teníamos que estar a tope. Pocos saben que pasé muchas navidades en Lugo en casa de los Ferreiro, una familia que me trató siempre como a un hijo y por lo tanto ya conocía Lugo.

—¿Será para usted un partido especial?

—Por supuesto, por un lado jugaré ante un equipo de una ciudad en la que hice muchas amistades y que me otorgó la oportunidad de cumplir mi sueño de venir a Europa y por otro voy a jugar contra la persona que para mí es mi hermano pequeño, Pablo Ferreiro, con el que paso largas temporadas en vacaciones jugando al baloncesto y disfrutando en Miami. Me encanta ver como cada vez crece como jugador y como persona, es un fenómeno.

—¿Cómo está viviendo su estancia en Lugo?

—Fenomenal, me encanta que la gente me reconozca por la calle y acudir cada día a sitios conocidos en los que siempre me tratan de maravilla. Repito que era una ciudad que ya conocía y que me encanta.

—¿Qué le parece tener un público tan numeroso y fiel?

—Mi familia lucense ya me había explicado que en Lugo el baloncesto era algo impresionante y por lo tanto no me sorprendió tanto, pero es bestial ver a tanta gente entregada en cada partido Lo que realmente me tiene asombrado es que estamos hablando de una afición que entiende mucho de baloncesto y conoce todas las normas, por lo que sabe realmente cuando le protesta a a un árbitro o comenta una jugada. En otros lugares del mundo ven que metemos una canasta y la gente aplaude y punto, aquí saben muy bien lo que es este deporte. Lo dicho, sabía muy bien donde me metía.

—¿Tendrá muchas ganas de volver?

—No es que tenga ganas, es que estoy desesperado por regresar a la cancha. La gente del club que me cuida, además muy bien, me dice que esté tranquilo y que no fuerce para evitar problemas mayores, pero yo estoy loco por regresar, aunque tengo que escuchar a los que saben para regresar y deseo que sea pronto.

—¿Cómo ve al equipo?

—Estamos bien, llevábamos cuatro triunfos seguidos antes de Mallorca, un partido que se jugó bien hasta el último cuarto. Estamos creciendo y con hambre y Epi está haciendo un gran trabajo con todos buscando lo mejor en cada jugador. Ahora nos falta mejorar en defensa para dar un paso adelante grande.

—¿Cómo ve al Breo en el futuro?

—Hay que entender que nos juntamos muchos jugadores nuevos que casi todos llegaron con el cartel de estrellas y muchos puntos en sus manos en sus equipos de procedencia, algo que fue obligado y complicado cambiar y que se está consiguiendo. Lo importante es que ahora ya somos un gran grupo que comparte muchas experiencias fuera de la casa y que nos estamos convirtiendo en una familia. Ahora tenemos que ser muy fuertes en el Pazo y seguir con la misma energía. Insisto en que lo relevante es que tenemos una gran armonía entre todos y se va a notar en la pista. La afición puede estar segura de que nuestro nivel de exigencia y nuestra calidad son grandes y puede exigirnos.