Logopedas que atienden por teléfono a la espera de que Sanidad responda

LUGO

Ana Vázquez Lojo
Ana Vázquez Lojo EDUARDO

La solicitud de ERTES está en el aire al no ver su actividad paralizada por decreto

03 abr 2020 . Actualizado a las 22:23 h.

Cuentan con un decreto de cierre de la Xunta, pero mientras no reciba el respaldo del Ministerio de Sanidad es papel mojado y eso inquieta a las logopedas. Desde un primer momento consideraron su labor esencial e incrementaron las medidas de seguridad antes incluso de que se estableciera el estado de alarma. Ahora, con la población confinada y sin apenas equipos de protección con los que evitar posibles contagios, su actividad está paralizada y se limita a una serie de llamadas telefónicas a los pacientes que así lo requieren.

«Los logopedas tienen que seguir pagando autónomos, el alquiler, todos los gastos de una clínica, pero no tienen ni un solo ingreso», señala Ana Vázquez, presidenta del Colegio Profesional de Logopedas de Galicia. Asegura que en el colectivo «están muy preocupados» porque el hecho de que no se haya decretado el cierre de sus clínicas genera mucha incertidumbre sobre el acceso a los mecanismos de ayuda articulados ya para otras actividades paradas. De los 600 colegiados en este órgano, Vázquez indica que «más del 70% son autónomos».

Sanitarios

Su carácter de sanitarios los sitúa dentro de las actividades esenciales que no han parado de funcionar desde el pasado 14 de marzo, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma. Pese a que ocho días después la Xunta atendió su demanda y estableció el cierre de las clínicas es el Ministerio quien tiene la última palabra, al haber asumido las competencias de las comunidades durante la crisis. Como este no se ha pronunciado, no existe una obligación taxativa de cierre.

Por todo ello, el Colegio de logopedas teme que sean rechazados los ERTES solicitados por estos profesionales ante la ausencia de pacientes y debido a la falta de medidas de protección en el caso de una atención directa.

«No se puede hacer logopedia con seguridad porque tienes que trabajar en muchos casos pegado al usuario, no puedes tenerlo a metro y medio porque hay niños que ni siquiera centran su atención si te sitúas a esa distancia», lamenta Ana Vázquez, que es logopeda y terapeuta ocupacional.

Subraya que en ningún momento han dejado de atender a las familias que lo necesitan, pero reconoce que la asistencia ha pasado a realizarse por teléfono, algo que dificulta mucho su labor.

«Creo que estigmatizan los cerebros y no los colores»

La presidenta del Colegio Profesional de Logopedas de Galicia entiende a partidarios y detractores de identificar a los niños autistas, pero considera que un distintivo les ayudaría a no ser recriminados cuando rompen el confinamiento. «Creo que estigmatizan los cerebros y no los colores», afirma Ana Vázquez tras la polémica surgida por la decisión de algunos padres de colocar un lazo azul a sus hijos.

Las autoridades entendieron la necesidad de estas familias y les permitieron salir de casa para dar un pequeño paseo. Pero esa medida ha ido a veces acompañada de reproches desde las ventanas por parte de aquellos que no ven otra cosa que una forma de saltarse el confinamiento.

Brazalete azul

Algunas familias optaron entonces por salir con un brazalete azul para mostrar que pertenecían a un colectivo que goza de un encierro flexible. Esa decisión dividió al colectivo. La presidenta del Colegio de logopedas asegura que comprende las dos posturas, pero añade: «tampoco podemos estigmatizar a los padres y madres que deciden poner el brazalete porque ellos no están estigmatizando a sus hijos».

Ella misma vive con una discapacidad y tiene un niño que padece autismo. «Veo las cosas de manera más natural», apunta. Entiende que, del mismo modo que por su discapacidad dispone de una tarjeta que le permite aparcar en sitios reservados, las familias de los niños con autismo pueden emplear el brazalete como una solución ante los reproches de los ‘policías de balcón’.

Vázquez aboga además por extender esos permisos para salidas extra a niños con hiperactividad, con trastornos de la conducta y también a personas con enfermedades neurodegenerativas. «La ansiedad acaba contagiándose», advierte sobre la necesidad de dar un respiro a los familiares que tratan a diario con estas realidades.