Cruzar el Atlántico para emprender

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Esta mujer aprovechó el confinamiento para seguir formándose con cursos online.
Esta mujer aprovechó el confinamiento para seguir formándose con cursos online. OSCAR CELA

Lennys Maikelys nació en un estado de Venezuela y abrió un negocio unos días antes de la pandemia

03 jul 2020 . Actualizado a las 19:05 h.

Lennys Maikelys llegó a Lugo hace diez años huyendo de la situación de su país natal, Venezuela. No quería que su hijo creciera en un ambiente revuelto y convulso por lo que, tras un tiempo, decidió dar el paso. Tras varios años trabajando para ahorrar, cogió a su pequeño, sus cosas y subió a un avión para cruzar el Atlántico y emprender una nueva vida. Aunque trabajó en diversos ámbitos, fue hace tan solo unos meses, el dos de marzo, cuando abrió Nails Secret, una tienda de estética y belleza especializada en manicura y pedicura situada en la calle Rey Don García, en el centro urbano de la ciudad.

—¿Cuándo abrió la tienda?

—Abrí la tienda el día dos de marzo y esta es la primera vez que he decidido emprender. Después, tuve que cerrar durante la cuarentena por el coronavirus.

—¿Cómo llegó a Lugo?

—Soy de Venezuela y llegué a Lugo hace diez años. Pero llegué aquí huyendo de la situación de mi país y porque quería que mi hijo no creciese en ese ambiente. Sobre todo, lo hice por él.

—¿Por qué lo decidió?

—Quise venir aquí a probar. No trabajé de lo mío desde el principio, sobre todo porque cuando vine por primera vez a España llegué como turista y me repatriaron, tuve que esperar tres años para regresar. Durante la espera aproveché para ahorrar y ejercí en una peluquería.

—Parece que fue duro.

—Me levantaba a las cuatro de la mañana para llevar a mi hijo al colegio porque entraba a las siete, pero había muchas aglomeraciones. De allí, me iba a limpiar una peluquería y también lavaba cabezas para sacar más dinero. Después, iba a un apartamento en el que limpiaba y cocinaba. Entonces, recogía a mi hijo y, ya en casa, hacía tartas para vender. Necesitaba ahorrar para venir a España.

—¿Que sintió al llegar?

—Fue un alivio. Vine a Lugo porque aquí vivía mi suegra, que me ayudó mucho. Empecé cuidando a personas mayores, y estuve así cuatro años, de interna. Después, al fin, encontré trabajo de lo mío, pero me costó mucho.

—¿Cómo encontró su vocación?

—Fue por casualidad. Cuando nació mi hijo, una de mis hermanas me pidió que la acompañara a hacer un curso de manicura. Empecé así, poco a poco. Me fue gustando y llamando cada vez más la atención este mundo.

—¿Cómo se formó?

—Hice muchos cursos y me formé en profundidad. Otra de mis hermanas trabaja en la policía científica y le comentó a sus amigas a qué me dedicaba. Empecé pintándoles las uñas a ellas y a las mujeres de los funcionarios, en Caracas. Los cursos los hice en el lugar en el que nací, en Táchira. Después, trabajé allí, en una peluquería. Aún ahora, con todo el tema del confinamiento, hice cursos online y seguí formándome. En total, tengo 15 años de experiencia en el campo de la estética y de la belleza.

—¿Cómo empezó en la ciudad?

—Cuando llegué a Lugo empecé trabajando en un centro comercial. Entonces, al decidir abrir mi propia tienda, ya tenía unas clientas fijas. Ahora, poco a poco, va entrando nuevo público. Tengo clientas muy amables y, ahora mismo, no me puedo quejar de nada.

—Hable de los servicios que ofrece.

—Ofrezco servicios de manicura y pedicura, de muchas maneras, como por ejemplo tipo spa, rusa... También tengo pensado empezar con la depilación con hilo.