Iván Pico: «Preparamos a los niños para el éxito, pero no para el fracaso»

PAULA ARROJO / M.G. LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

El psicólogo deportivo lucense recomienda practicar deporte desde la infancia pero sin descuidar la vida personal

19 ago 2021 . Actualizado a las 17:33 h.

La salud mental de los deportistas está a la orden del día gracias a los Juegos Olímpicos de Tokio. Sin embargo, no es necesario poner el foco en el deporte de alto rendimiento para detectar un exceso de presión sobre este colectivo, que se traduce en la exposición a situaciones de estrés desde edades muy tempranas. El psicólogo deportivo lucense Iván Pico, especializado en rendimiento y motivación, trabaja a diario para lograr la mejora de la calidad de vida de deportistas de todas las edades y disciplinas, tanto a través de sus sesiones de terapia como de la publicación de artículos en su página web psicopico.com, que exploran diversas formas de aplicar la psicología a la vida cotidiana.

-¿En qué medida practicar deporte desde la infancia te prepara para la vida?

-Es una actividad vital para cualquier persona, pero más para los niños, porque les permite aplicar las enseñanzas del deporte en su día a día. Si desde pequeños se acostumbran a aceptar tanto éxitos como fracasos, su resiliencia aumenta, que es la capacidad de una persona para superar las crisis que se le presentan. El deporte, de manera indirecta, les enseña a afrontar la vida.

-¿Qué valores transmite el deporte?

-Potencia la inteligencia emocional, la comunicación interpersonal, la resolución de conflictos, la sociabilidad, la creatividad, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo...

-¿Es cierto que cada vez los deportistas están sometidos a más presión?

-Los Juegos Olímpicos ayudaron a visibilizar el hecho de que muchos atletas no son capaces de soportar la presión del deporte de alto rendimiento, pero los problemas de estrés y ansiedad siempre han existido. Aunque los deportistas de élite son los que salen en la televisión, hay muchos otros sin nombres famosos que también sufren por los mismos motivos. Es más, esta situación se está dando incluso en niños que compiten en categorías inferiores. Al final, los deportistas no dejan de ser personas, ese es el punto más importante a tener en cuenta.

-¿Cuáles son los motivos de la presión que recae sobre los pequeños deportistas?

-Vivimos en una época en la que estamos expuestos a un exceso de información. Además, las redes sociales sobredimensionan absolutamente todo, nos exigen continuamente ser los mejores, nos obligan a compararnos con los demás, nos imponen unas expectativas demasiado altas… Todo esto afecta en mayor medida a los niños, que todavía están desarrollando su inteligencia emocional y aprendiendo a gestionar el impacto de los estímulos que reciben del exterior. Cuando les sobrepasan los problemas, no son capaces de afrontarlos ni de buscar soluciones, porque nadie les ha enseñado, lo que les genera ansiedad o estrés.

-¿Los padres son culpables, en cierta medida, de que se produzcan estas situaciones de estrés?

-Muchos padres necesitan que sus hijos sean los mejores para sentirse bien consigo mismos, cuando en verdad son los niños los que tienen que tomar sus propias decisiones. A veces, termina un partido de fútbol y lo primero que le preguntan los padres a su hijo es: ¿Cuántos goles has metido? Y el niño llega a casa con la presión de que en cada partido va a tener que meter mínimo un gol. Les crean unas expectativas tan altas que son incapaces de estar a la altura. Preparan más a los niños para el éxito que para el fracaso. No les enseñan a cometer errores. Los sobreprotegen ante la frustración.

-¿El miedo a fallar frena a los deportistas?

-Nuestra ponderación emocional es más alta para los errores que para los aciertos. Muchas veces, tenemos tanto miedo a fallar que dejamos de hacer algo para evitar el error. Esto es algo que se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida cotidiana. Una cualidad de los deportistas de alto rendimiento es que son capaces de mantener una automotivación muy alta y de querer superarse constantemente. Eso es algo que requiere una preparación mental que un niño todavía no es capaz de alcanzar, entonces es más fácil que la burbuja de la responsabilidad explote.

-¿Es preferible que los niños se inicien en un deporte grupal o individual?

-Cuando los padres me preguntan, siempre recomiendo que se practique un deporte colectivo y otro individual. Mientras el colectivo favorece el contacto social y el trabajo en equipo, el individual aumenta la fortaleza y la resiliencia, porque el niño va a ser su propio jefe. Lo que no puede ser es que un niño solo se dedique a hacer deporte, también necesita tiempo libre para otras actividades.

-¿Es un error dejar de estudiar para entrenar y poder llegar a vivir de un deporte?

-Para poder generar unos objetivos realistas, la conciliación debe ser integral: entre el deporte, la vida personal y los estudios. Cuando tengo mi primera reunión con un deportista adolescente, la primera pregunta que les suelo formular es cuánto tiempo pasan con sus amigos. Muchos se quedan alucinados porque se dan cuenta de que ni siquiera tienen tiempo para quedar con ellos. Está bien pelear por cumplir unos objetivos, pero dentro de una conciliación que les permita atender al resto de sus intereses, porque sino van a explotar por algún lado.

-Muchos padres castigan a sus hijos sin ir a entrenar por suspender un examen, ¿es una buena solución para que estudien?

-Es un error tremendo. Todo lo contrario, el deporte bien conciliado puede ser útil para mejorar en los estudios porque potencia capacidades como la concentración, la atención, la memorización...

-¿Cuál es la mejor forma de afrontar una lesión?

-Es una cuestión relacionada con la capacidad emocional de cada deportista. La mayoría de ellos van a sufrir lesiones a lo largo de su carrera y tienen que estar capacitados mentalmente para sobrellevarlas y no venirse abajo. Muchos deportistas entrenan muy bien pero son malos competidores porque llegado ese momento la posibilidad de lesionarse aumenta y les entra el miedo. Este fue el caso de Simone Biles, por ejemplo, que ponderó el miedo a la lesión por encima del oro olímpico.

-¿La obsesión de algunos deportistas con la alimentación puede suponer un riesgo para su salud mental?

-Es importante diferenciar el entrenamiento del entrenamiento invisible. Si la preocupación por la alimentación de un deportista está afectando negativamente a su rendimiento, tendrá que cambiar algún hábito. Las personas somos química, si no tenemos una alimentación saludable, al cuerpo le va a costar más generar las sustancias necesarias para realizar las actividades diarias. La alimentación en el deporte tiene un peso muy importante, pero también influye en la salud mental, evidentemente.

-¿Las mujeres deportistas deben soportar una presión mayor que los hombres?

-El deporte femenino siempre está en el foco mediático por los condicionantes equivocados. En vez de resaltar los logros sacan a la luz cuestiones personales, lo que contribuye a aumentar la presión que sufren las deportistas. La solución es la educación en la igualdad desde la infancia, tanto en el deporte como en el resto de ámbitos. ¿Cómo vamos a pretender explicarle a un niño que los triunfos deportivos de las mujeres tienen exactamente el mismo valor que los de los hombres si desde los doce años los medios de comunicación le han enseñado lo contrario y nadie le ha explicado que es mentira? Además, de poco vale el protagonismo que se le ha dado a las mujeres durante los Juegos Olímpicos si en el día a día el deporte femenino continúa en segundo plano.

-¿Todos los deportistas deberían ir al psicólogo?

-Lo principal para un deportista es alcanzar el equilibrio emocional, porque si una persona no está bien a nivel personal, difícilmente va a rendir en cualquier aspecto de su vida. Si tiene la suerte de que su situación emocional ya es la idónea, un psicólogo puede ayudarle a mejorar aspectos como la concentración, la atención, la motivación... La psicología deportiva está orientada al rendimiento de los deportistas, pero también a la instauración de valores que el deportista pueda aplicar en su vida diaria y en sus relaciones personales.