Ocupan en Lugo una casa histórica pegada a la Muralla que iba a ser rehabilitada

A. S. LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

Al menos dos familias llevan un mes dentro. Es de una promotora local que proyecta restaurarla porque al estar pegada al monumento tiene limitaciones

09 sep 2021 . Actualizado a las 08:32 h.

Al menos dos familias ocuparon hace algo menos de un mes uno de los inmuebles más reconocidos de la parte norte del Casco Histórico de Lugo. Se trata del número 13 de la Praza de Ferrol, justo al lado de la Porta Falsa de la Muralla. Es un gran edificio, de tres alturas, en el que la planta baja solía estar atiborrada de negocios: una peluquería, un asador de pollos, una inmobiliaria... Todos llevan años desiertos, igual que las dos viviendas que se encuentran en las alturas superiores de la construcción. Estas familias entraron en una de las casas —realmente con dos predios distintos pero que pertenecen al mismo propietario? y acceden habitualmente a través de una de las puertas que da acceso a las escaleras del edificio. Una de las familias se instaló en el entresuelo, y la otra llegó hasta la planta superior, donde llevan ya cuatro semanas.

Aunque al principio pasaron desapercibidos, conforme pasaban los días los vecinos comenzaron a darse cuenta de que había gente residiendo en una vivienda que llevaba al menos 15 años abandonada. «Ao principio non notabas que andaban por alí, pero logo empezaron a facer ruído de madrugada, a pegarlle ás paredes, a berrar e a discutir, e aí foi cando nos dimos conta de que se meteran na casa», comenta una de las vecinas, residentes en el edificio contiguo. 

Este miércoles, los nuevos inquilinos tenían la puerta de entrada completamente abierta. A través de ella se podían ver varios carritos de bebé cargados de ropa, juguetes y más enseres, en el rellano de la escalera. En una vivienda se hallaban dos de las mujeres que ocuparon la casa. La primera de ellas explicó a La Voz que ella «no vive allí», y que «solo viene dos días a la semana a limpiarle la casa» a su sobrina y al marido de estos, que son los que residen en la vivienda desde hace aproximadamente un mes.

Una de las inquilinas, vieja conocida de Pilar de Lara

En el piso de arriba, inmediatamente superior, reside su hermana y su marido. Ella es conocida por los vecinos y por las fuerzas de seguridad de la ciudad por haber estado inmersa en varios problemas judiciales en otra vivienda que tuvieron ocupada años atrás, en la Rúa Camiño Real, en el barrio lucense de A Milagrosa. En una ocasión, fue muy popular una decisión de la jueza Pilar de Lara, que ordenó requisarle unos perros con los que convivían ambos en su casa, tras un presunto episodio violento en el que uno de los canes fue lanzado por la ventana presuntamente por su pareja, y que terminó con unas heridas considerables después de la caída desde el segundo piso.

Cuenta que sus familiares no tenían un sitio en el que vivir, y que llegaron a aquella casa después de escuchar que estaba deshabitada. Sin embargo, en su testimonio explicaba una razón que intentaba justificar la entrada de sus parientes en la casa: «Ellos se metieron aquí con el permiso de uno de los párrocos de la iglesia de La Milagrosa, que les dejó vivir aquí, porque el edificio es propiedad del Obispado».

Al ser consultado por La Voz el sacerdote, que tiene la iglesia frente a la casa ocupada, se mostró sorprendido ante tal afirmación y la desmintió tajantemente, explicando que sabía que había gente viviendo allí «porque yo vivo al lado y los escuché llegar y marcharse más de una vez», pero que «yo no les di permiso de ningún tipo, claro. ¡Cómo voy a darles permiso para entrar a vivir en un sitio del que no soy propietario ni tengo voz ni voto!», explicaba airado.

Dijo, además, que conocía a las personas que se habían metido en la casa porque se solían pasar por la parroquia, pero que ni siquiera tiene una relación especialmente buena con ellas. 

Carlos Castro

La propiedad: de unos herederos sin herencia a una empresa constructora

Y es que el edificio no tiene nada que ver con el Obispado ni con la iglesia que está al lado. Las dos viviendas ocupadas, al igual que el resto del edificio, llevaban al menos 15 años sin nadie que la habitase. Es propiedad de una conocida empresa promotora lucense que la compró hace años para rehabilitarla. Al estar pegada a la Muralla no se puede construir un nuevo edificio y la única posibilidad es conservarlo sin tocar alturas, volúmenes ni características estéticas. Por ello, los trámites suelen ser lentos para obtener los numerosos permisos, y demás, el covid-19 ralentizó su ejecución. La empresa mantiene su proyecto tras enterarse de la okupación y tendrá que acometer el procedimiento judicial para expulsar a los intrusos, que ya estuvieron en otras casas de la ciudad por el mismo sistema.

Un edificio histórico de la zona vieja de Lugo

Son dos casas pegadas en las que hubo negocios muy conocidos en las últimas décadas. Por encima de todos destaca el Restaurante Llamazares, una mítica casa de comidas en la que pararon a comer miles de lucenses llegados de toda la provincia, que acudían a su cita en el Instituto de Previsión Social (la actual Seguridad Social), y que se quedaban a comer luego en el conocido restaurante.

La planta baja del edificio vio pasar a muchos otros negocios en los últimos años. En su día, hubo una conocida carnicería especializada en carne de caballo, la cual ya no existe. Más tarde estuvo en la misma esquina el asador El Pollo Volador, que cerró hace años pero que todavía conserva su cartel. También lo conserva la peluquería Jamaica, muy conocida y popular entre los vecinos hasta su cierre.

Una de las últimas en marcharse fue la inmobiliaria Santiago, que fue traspasada a otra empresa del mismo sector hace años, pero que no tuvo suerte y terminó abandonando el local, pegado a la Muralla.

La casa en sí misma es una buena pieza arquitectónica. Con amplios ventanales, bonitos balcones, piedra tallada en la parte superior y un diseño distinto para la cara sur y la este, hacen del edificio algo diferente.

Su posición privilegiada supondrá una nueva imagen para la Porta Falsa en cuanto sea restaurada y rehabitada, pero si se mantiene mucho tiempo okupada, la imagen de toda la plaza, incluso con un colegio al lado y una iglesia, se verá afectada.