Román Reyes, portavoz de Stop Suicidios: «Recortar recursos públicos en salud mental es como si a un paciente de cáncer le quitan la quimioterapia»

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO

A la izqueirda, el portavoz de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes, con el gerente de Serfuja, Jorge Balado
A la izqueirda, el portavoz de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes, con el gerente de Serfuja, Jorge Balado ALBERTO LÓPEZ

La funeraria lucense Serfuja presentó este martes un manual de prevención de suicidios ya que la provincia es la segunda de España con mayor tasa

25 ene 2022 . Actualizado a las 21:50 h.

El gerente de la funeraria Serfuja, Jorge Balado, distingue entre todos los fallecimientos que tiene que atender a las muertes por suicidio como, sin duda, las más duras. Desde antes de la pandemia, esta funeraria se decidió a aportar su granito de arena para reducir este tipo de muertes y este martes presentó en Lugo un manual propio de prevención de suicidios dirigido a colectivos sanitarios. En el acto participó el portavoz de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes, que alertó de que «en el 2020 se batió el récord histórico de suicidios en España», lo que requiere medidas sanitarias que estén a la altura de esta necesidad. «Mi madre se suicidó tras 20 años de depresión, se sintió abandonada pese a pedir ayuda, si hubiera tenido los recursos necesarios yo no estaría aquí», sentenció Reyes.

La provincia de Lugo es la segunda de España con mayor tasa de suicidios después de Soria, como apuntó Balado en la presentación. En el 2020, los últimos datos publicados, se produjeron en Lugo 13,72 suicidios por cada 100.000 habitantes, lo que supone un 20 % más que la media gallega. La funeraria Serfuja ve los datos reflejados en las salas de sus velatorios y, siguiendo con la filosofía de su empresa, se unió a la visibilización de este problema: «Nosotros hacemos jornadas de puertas abiertas para hablar de forma natural de la muerte y organizamos encuentro con niños. Así que en este caso queremos que se prevenga el suicidio como se realizan campañas de prevención de accidentes de tráfico».

Profesionales sanitarios están realizando para la compañía lucense un manual de prevención del suicidio que incluye las señales de alerta a las que conviene prestar atención en el comportamiento propio y ajeno, los mitos, los recursos disponibles o las pautas para afrontar el suicidio de una persona de nuestro entorno. Se dirige a los propios sanitarios, por lo que una vez esté terminado, que Balado estima que será a final de año, se remitirá a los Colegios de Enfermeros, Veterinarios y Médicos. Después, el manual se colgará en la página web de la empresa para que cualquier persona de manera gratuita pueda acceder a él. 

Román Reyes destacó la iniciativa de Serfuja sobre todo por su «humanidad»: «Lo optimista es que una empresa ligada a la muerte esté haciendo un esfuerzo incluso económico por mostrar este problema». Aunque destaca que los que deberían promover acciones son las instituciones políticas: «Se debe hacer política conforme a las cifras, no a los votos».

El actor promovió la plataforma Stop Suicidios, después de que su madre se quitase la vida, para reivindicar que no hay medios públicos que atiendan ni a las personas que sufren una enfermedad mental ni a sus familiares. «El número gratuito para prevención del suicidio, el 024, no está activo, existen números privados como el 911 385 385, de la asociación La Barandilla; las citas para el psicólogo de la seguridad social tardan hasta nueve meses; la herramienta principal que ofrecen para una persona que sufre una enfermedad mental son las pastillas o los ingresos que no exceden el mes porque, como pasó con mi madre, no tienen espacio ni recursos», ejemplificó.

Román Reyes: «Recortar recursos públicos en salud mental es igual de grave que si a un paciente de cáncer le quitan la quimioterapia»

El portavoz de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes
El portavoz de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes ALBERTO LÓPEZ

El actor Román Reyes detalla que su madre se suicidó el mismo día del debate electoral, el 4 de noviembre del 2019. «No se mencionó la salud mental ni un segundo», recuerda. Es significativo porque relata que su madre se sintió «abandonada» por la sanidad pública mientras padecía depresión. Por eso insiste en que tiene la sensación de que a su madre «la mataron» y que fue un «crimen de Estado». 

—¿Qué quiere lograr con Stop Suicidios?

—Tengo que destacar que hay gente que lleva luchando por recursos para la salud mental desde hace mucho antes que yo, pero mi hilo en Twitter se viralizó y mi caso se dio a conocer. Stop Suicidios me está sirviendo para poner la muerte de mi madre en otro lugar, para concienciar y que cambien las cosas. Los voluntarios de la asociación no queremos dedicarnos a esto, sino dar a conocer las caras detrás de las cifras. Mi madre ha muerto sola en la calle de una forma totalmente injusta, con personas que no conocía de nada. Y esto es muy común. Por lo que queremos hacer entender lo que supone un suicidio para los que están lejos de esta situación.

—¿Todos los voluntarios sufrieron la falta de recursos públicos, como usted denunció?

—Sí. Nos sentimos totalmente desatendidos. Ahora aprobaron un presupuesto de 25 millones de euros para la salud mental para los próximos cuatro años, que comparado con ámbitos que tienen menos muertes es muy poco, aunque lo celebramos igual. Lo que se está dedicando a, por ejemplo, la violencia de género o los accidentes de tráfico también se necesita para la salud mental. Yo fui al hospital con mi madre, miré a los ojos al médico y le dije que había tenido intentos y que la ingresaran. Pero, sin embargo, le daban pastillas y la enviaban a casa. En su último ingreso, al darle el alta pese a que insistimos en que no estaba bien, me dijeron claramente que tenían presiones de liberar camas. Por ejemplo, con el cáncer, que es un tema que socialmente tiene mucho esfuerzo, se ve más claro. Si a mi padre, que lo padece, le quitan la quimioterapia por motivos presupuestarios, estaría muy mal visto.

—¿Las personas del entorno de una persona que se suicida reciben ayuda?

—Tampoco. Para los familiares es muy duro porque al final te lo comes tú todo. Recuerdo irme a las grabaciones, que duran hasta 14 horas, sin saber si al volver a casa mi madre se habría suicidado. Incluso tuve tendencias suicidas después de la muerte de mi madre, porque como te dejan solo te haces responsable de la muerte de tu familiar, y tengo que pagarme un psicólogo privado. 

—¿La seguridad privada puede suplir a la pública?

—No, son impagables para la mayoría de la población. Las consultas son un lujo, de 50 o 60 euros por hora, y los ingresos pueden costar entre 3.000 a 6.000. Conozco un caso que estuvo diez meses ingresado por lo privado; para la familia fue un esfuerzo enorme, de pedir un crédito.

—Su madre estuvo 20 años con depresión, ¿le costó pedir ayuda? ¿Y la gente que no da ese paso?

—Es difícil detectarlo porque no todo el mundo es como mi madre, que pedía ayuda. Lo importante es que si te encuentres mal, lo cuentes. El Gobierno sacó la campaña de «Háblalo», pero en lo práctico por mucho que lo digas no te dan ayuda. Es triste que una persona llegue a quitarse la vida sin pedir ayuda pero hasta lo es más que aun pidiéndole, no se le haya dado. Mi madre no le importó a nadie. Además, están cronificando ciertas enfermedades que si tuviesen una atención temprana tendrían solución. Cuando se agudizan es como un cáncer muy agresivo. Por eso es vital la educación emocional, para aprender a expresarse y también a relativizar las cosas.

—¿Por qué en provincias con menos población como Lugo la tasa es de las más altas?

—Yo no soy un experto. Mi sensación es que cuánto más lejos de las ciudades, el estigma de la salud mental es mayor. Además, también depende del sector profesional. Por ejemplo, en el mío, de las artes, está muy normalizado hablar de ir al psicólogo, sin embargo en otros más conservadores, no. A nosotros nos escribe mucha gente por redes sociales diciéndonos que tiene miedo de que le juzguen.

—Menciona mucho a las redes sociales, ¿tienen un papel en este asunto?

—Se habla mucho de la parte negativa de las redes sociales, pero en este caso están sirviendo para visibilizar situaciones. Mi experiencia se hizo viral, pero contar cualquier caso a nivel micro también ayuda. Cuánto más se hable, creo que más gente puede animarse a ir al psicólogo porque ven vivencias de otras personas que mejoraron. A mí me escriben muchas veces a mis cuentas personales, lo que llega a ser agobiante y un síntoma de que esas personas no tienen otro sitio al que acudir. Pero aunque mi madre no vaya a volver, me consuela saber que otros pueden tener los recursos y el apoyo que ella no tuvo. Mi alivio llegará cuando se consiga. Ayudaría que se reuniera la mayor cantidad de firmas posibles en el change.org de Stop Suicidios, que lleva unas 400.000 para poder llegar hasta la Ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Teléfono de prevención del suicidio: 717 003 717