Prohibido no hacer nada

Miguel García
Miguel García LUGO / LA VOZ

LUGO

LOF

17 dic 2022 . Actualizado a las 20:06 h.

Hay partidos que marcan tendencias, hay partidos que animan o decepcionan, hay partidos que deciden campeonatos, hay partidos cuya trascendencia no es significativa. Y luego está el de ayer. Porque el momento era delicado, porque el rival no era el adecuado para zanjar titubeos. Se mezcló el encuentro con un mundial que nos cayó en invierno porque el fútbol o al menos este fútbol moderno puede con todo.

Un mundial por cierto que traslada la enfermedad que se instaló hace tiempo en nuestras vidas; la impaciencia, el nerviosismo, la desesperación, la irritación, el enfado. Se fueron eliminando equipos con la misma velocidad a la que dimitían o cesaban entrenadores, a este paso solo continuará en su puesto el campeón. Nos mostramos inflexibles ante la derrota, parece que estemos acostumbrados a ganar siempre, a tener éxito de forma continuada, a tener la familia perfecta, los hijos inmaculados, cuñados entrañables. No hay lugar al mínimo error.

Superado el mundial, lo nuestro tiene también su matiz. Hay derrota, hay duda, hay incertidumbre, hubo cambio de entrenador. Hay crítica, hay miedo y hay espanto al descenso. Esa palabra que nadie quiere nombrar, de la que todo el mundo huye y de la que todos responsabilizamos a los demás. Nos queda echarnos la culpa unos a otros, o pensar que es posible, cada uno en lo suyo.

El consejo de administración doblegando esfuerzos para intentar mejorar la plantilla, el cuerpo técnico haciendo horas extras para seguir aumentando las prestaciones del equipo, los jugadores duplicando el trabajo, la concentración, y la afición, dejándose el alma como siempre. Ayer fue el ejemplo soñado, la demostración de que es posible y que vale la pena intentarlo.

Hay partidos que marcan un camino. Hay partidos que te hacen creer. Aprovechemos la inercia que nos deja. El estado de ánimo no mete goles, pero da asistencias y ayer, uno de los tres puntos, los ganó la grada. Prohibido bajar los brazos, prohibido no intentarlo.