Hoy en día es muy difícil ganar un partido en la Liga Endesa anotando solo 59 puntos,de los cuales 23 fueron en los dos primeros cuartos. Si a eso le sumamos que en cualquier derbi la tensión y los errores siempre están presentes pues tienes muchas papeletas para salir derrotado.
Y no es que el Breogán fuera superior (64 puntos), en cuanto a anotación, pero supo manejar mejor las ventajas y cometió menos errores. El ataque del Obra no fue fluido en ningún tramo del partido y solo Fernando Zurbriggen y Kassius Robertson tiraban del carro con su acierto en determinados momentos del partido.
La batalla del rebote estuvo igualada,pero el ratio de balones robados/perdidos y el porcentaje de tiros de tres fue nefasto para los visitantes. Si a esto le unimos las pocas visitas al tiro libre, quizá podamos entender las claves de la derrota. Aún con todos estos condicionantes la entrega y lucha del equipo estuvo presente en muchas ocasiones, pero a este deporte suele ganar el que las mete y ayer no fue un buen día de cara al aro para el Monbus Obradoiro.
Después de las cinco victorias en seis partidos el derbi gallego suponía para quien lo ganara seguir en la pomada para la disputa de la Copa del Rey. Todavía hay opciones matemáticas, pero se antoja muy difícil la clasificación para la escuadra de Santiago de Compostela.
Son siete victorias a falta de dos jornadas para terminar la primera vuelta. Todo el mundo lo hubiera firmado porque el objetivo del Obradoiro está claro cuál es. El sueño de pelear por estar en la Copa del Rey se ha desvanecido y no queda otra que seguir sumando.
La próxima oportunidad es el domingo que viene ante el Real Betis. Una victoria en Sevilla pondría al Obra en una inmejorable situación para afrontar lo que queda de temporada.
