Una iglesia de Guitiriz que está sometida a la humedad

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GUITIRIZ

SUSO PENA

El párroco de Labrada reclama que las mejoras realizadas en los muros del templo continúen en las pinturas murales

15 sep 2017 . Actualizado a las 19:00 h.

La iglesia parroquial de Labrada (Guitiriz) está dominada por la humedad. Si se observa el vaso medio lleno, es cierto que se realizaron trabajos a finales del 2015; si se observa medio vacío, los trabajos de entonces se llevaron a cabo en la cubierta y en el suelo del edificio, pero no en los muros que albergan los frescos, lo más valioso y conocido del templo.

La realización de esas tareas fue en buena parte el resultado de un empeño personal del párroco, Luis Rodríguez Patiño, que reiteradamente denunció la desprotección de las pinturas, advirtió del grave daño que podrían sufrir si no se tomaban medidas, y hasta invocó el artículo 46 de la Constitución, que asigna a los poderes públicos el deber de conservar el patrimonio, como base de su argumento en demanda de soluciones.

Realizados los trabajos y mejorado el estado del edificio, el sacerdote, sin embargo, sigue viendo la humedad como una tentación que amenaza la salud del templo: afirma que las pinturas murales siguen «malheridas» y que su futura conservación se encuentra gravemente comprometida si no se vuelve a actuar con rapidez.

Rodríguez Patiño anuncia que de nuevo se pondrá en marcha la campaña que reclama que las pinturas murales sean declaradas Bien de Interés Cultural (BIC). El valor de las pinturas, en las que parecen verse influencias del estilo gótico hispanoflamenco del siglo XV, se apoya en su variedad de contenidos, pues aparecen Santiago -a caballo, luchando contra los moros- o sendas figuras que representan los siete pecados capitales.

Los trabajos del año pasado consistieron en la colocación de un canalón en el tejado y en la excavación de una zanja que permitió recoger las aguas de lluvia. Prácticamente un año y medio después, los resultados parecen favorables para la conservación, si bien este 2017 destaca por la escasez de precipitaciones, que eran la principal amenaza del edificio.

«Es nuestro patrimonio»

El párroco, citando la Biblia, afirma que un año es un tiempo escaso para extraer conclusiones, pero sí recalca que el deterioro no dejará de aumentar si no se toman medidas. Por otro lado, subraya que la conservación de las pinturas debería de ser el primer paso para una mayor promoción de esa riqueza artística, que ayudaría al desarrollo de la zona. «Es nuestro patrimonio, el patrimonio de Galicia. No se puede perder lo que tenemos», dice el cura.