«La idea es revitalizar las zonas rurales porque hay muchos niños que viven aquí»
LÁNCARA
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Susana y Henar están al frente de dos casas nido y explican que han recibido muchas solicitudes
10 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«El plan inicial fue el de revitalizar las zonas rurales. La idea fue maravillosa. Y lo sé porque hay gente de Sarria que ha preguntado si puede traer aquí a sus pequeños porque allí no encuentra servicios como este. Aun así, quedan niños fuera porque hay mucha demanda», explica Susana Ungría, la mujer que cuida a diez niños en la casa nido O Cascarón Vermello de Láncara. Tal y como marca la ley, solo tiene a cinco niños a la vez y es que la madre de uno de los pequeños tuvo la idea de dividir en dos la jornada para que así más niños pudiesen disfrutar del servicio.
«Recibimos 16 o 17 solicitudes. El niño más pequeño ahora mismo hace un año en marzo y el más mayor, tiene tres. El año pasado era más fácil porque todos eran de la misma edad», explica Susana. Con los más mayores hace muchas actividades, aunque a todos les gusta mucho el juego libre. Si ven a su profesora coger un pincel, todos se acercan a ella para ofrecerse como voluntarios.
Primeras aperturas del servicio
Susana tiene 47 años y lleva tres al frente de la casa niño de Láncara. Ella es de A Pobra y tiene la suerte de que trabaja en el bajo de la casa de su madre, donde sus abuelos tuvieron una carnicería. Susana fue de las primeras en abrir una casa nido y lo hizo después de hacer un curso de la Xunta y porque tenía ganas de trabajar.
Henar Yáñez es una apasionada de los niños desde que era pequeña y está al frente de la casa nido de O Páramo. Ahora mismo cuida, educa y atiende a diez niños, aunque a la vez solo está con cinco. «Algúns veñen horas soltas porque hai pais que os traen para que estean con outros nenos e veñen, por exemplo, dous días á semana e tres horas cada día. É unha forma de que os nenos cambien de entorno», cuenta esta joven. Ahora mismo, hay lista de espera y Henar se encarga de cuadrar horarios para que el máximo número de pequeños puedan disfrutar del servicio.
En total, 94 niños y niñas de la provincia de Lugo disfrutan del servicio de alguna de las casas nido repartidas por toda la geografía lucense. Este servicio, explican desde la Xunta, es un apoyo para los ayuntamientos más pequeños y también una apuesta por las familias que quieren tener hijos y vivir en zonas rurales, por lo que contribuyen a fijar población y a dinamizar la economía local. El organismo financia la adaptación del inmueble y el salario de las trabajadoras.
Apostar por las zonas rurales es fácil si se hace sobre el papel, pero difícil en la práctica
El Concello de Muras intentó, al igual que muchos otros ayuntamientos, abrir una aldea etnográfica en Carelle, un lugar totalmente deshabitado y que cuenta con unas instalaciones privilegiadas que están paralizadas. Al haber litigios judiciales por el medio —la Fiscalía de Lugo empezó una investigación contra el anterior alcalde por tráfico de influencias—, el proyecto que iba a llevar gente a la zona rural de la montaña lucense se desvaneció por completo.
Carelle es solo un ejemplo como tantos otros de los que se suceden en buena parte de la provincia. Solo en Muras, la mayor parte de las aldeas están vacías y las casas, en ruinas. Hay muchos animales, pero pertenecen a personas que viven en otros lugares y acuden a diario para atenderlos. No son lugares de residencia ni de tránsito. Curiosamente, en la aldea etnográfica de Carelle lo único que hay ahora mismo son perros que viven en una jaula y es que la zona se convirtió hace casi un año en el emplazamiento de la perrera municipal.
Al cruzar la provincia y llegar hasta Castroverde, el panorama en las aldeas es similar: muchas están vacías. Solo queda gente mayor dentro de las casas y encontrar a un pequeño como Martín, que tiene tres años, implica ver al único niño de Santadrao. Los residentes más afortunados reciben la visita de sus hijos y nietos los fines de semana. Los jóvenes se marchan porque consideran que su futuro laboral está en los núcleos urbanos.
La España vacía es una frase recurrente por los políticos durante la eterna campaña celebrada en los últimos meses. Y la realidad es que algunos ayuntamientos ofrecen alquileres bajos e incluso gratis para frenar la despoblación. Pero esta es una iniciativa poco frecuente. Por eso es importante facilitar la vida de los padres que deciden tener y criar a sus niños en las zonas rurales. Así lo decidió otro ayuntamiento lucense: Outeiro de Rei tiene una tasa de natalidad elevada si se compara con otros lugares que tienen una población similar y desde el Concello apuestan por una política de conciliación para fijar gente joven.