Contratos locales caducados: un síntoma de la «otra» revolución

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto PULSO LUCENSE

LUGO CIUDAD

22 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Umbral llamó «revolución vicaria: la de otros» a la de los jóvenes de los últimos años 70 y los primeros 80 del siglo pasado. «Revolucionarios y ligones. Nos creíamos Nicaragua, nos creíamos Cuba, nos creíamos la hostia». Vicaria, sí, pero era; era un deseo sincero, tan ingenuo como impetuoso en ocasiones, de transformar el mundo empezando por lo inmediato. Hoy, ni vicaria ni nada; el único deseo de cambio, real, poderoso y en marcha es el del propio capital, hacia un capitalismo cada vez más salvaje. En el campo local se ve muy bien. Es fácil. Mire, lector, el caso de Lugo. Hay una numerosos servicios operados por empresas que no tienen contrato actualizado con el Concello; sí, ocurre así en una ciudad, gobernada por el PSOE, de un país sobresaturado de leyes y normas de menor rango. La mayor parte del dinero de los tributos que pagan los administrados acaba en manos privadas, en multinacionales en los casos más relevantes. De nada valen los reparos de legalidad de la intervención municipal que se repiten mes tras mes.

La situación en la que se encuentran las empresas que operan servicios municipales en las circunstancias reseñadas, supone que algunas han atravesado la crisis facturando sus servicios a los precios fijados en los contratos, ahora caducados, de antes del desastre. ¿Quién gana? La respuesta es clara. Y, ¿en qué marco de gobierno local se da tal situación? Con un gobierno que se llama socialista. Lo peor del socialfelipismo, denominación umbraliana de un fenómeno político que ya se estudia en las universidades, fue que puso al PSOE en la vanguardia de la defensa de los intereses del capital. Y así sigue la cosa. En Lugo, además, aderezada con dosis nada desdeñables de gestión deficiente. Hoy, visto el panorama desde la vieja ciudad amurallada, ya ni siquiera cabe el atisbo de esperanza que escondía el comentario amargo del maestro: «la incurable ambigüedad del PSOE»; ya ni eso queda tras la fórmula elegida por los herederos del socialfelipismo para los planes de empleo del Concello y de la Diputación; con ellos el concepto marxista de plusvalía adquiere todo su significado. Y queda claro que aquellos 70/80 fueron el sueño de verano de una «revolución vicaria».