La jueza pitonisa: «Consulté el tarot y dice que mi futuro dentro de la Justicia es bastante malo»

e. g. souto / M. Cabana LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

La jueza María Jesús García, en una foto de archivo realizada en Lugo
La jueza María Jesús García, en una foto de archivo realizada en Lugo Carlos Castro

En contra de lo que consideraba la propia jueza, el Consejo del Poder Judicial ha decidido rechazar suspenderla

01 ago 2019 . Actualizado a las 13:37 h.

Es una madrileña de 1963, que superó las 25 asignaturas de la carrera de Derecho con 21 matrículas, al mismo tiempo que trabajaba en gimnasios y ocasionalmente recogiendo judías en Inglaterra. María Jesús García Pérez accedió en 1991, al primer intento, «estudiando 18 horas diarias», a la carrera judicial. Es la titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Galicia, con sede en Lugo. Estos días está pendiente de la decisión que adopte la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial sobre la propuesta de suspensión por seis meses que ha hecho el instructor del expediente que le abrieron por ejercer como tarotista en Lugo. María Jesús García habla por primera vez para un medio de comunicación desde que se conoció que el presidente de la Audiencia de Lugo había informado sobre ella a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Dice que la consulta era de su asistente doméstico, aunque reconoce que a ella le interesan estos asuntos. Ha estudiado el tarot y admite que en alguna ocasión, esporádicamente, atendió ella la consulta. La jueza apunta que estudia jubilarse anticipadamente si finalmente el Consejo del Poder Judicial acuerda su suspensión. «Estoy negra, lo paso fatal», dice. Pese a ello, sonríe y no elude ninguna pregunta.

-La semana pasada viajó a Madrid para declarar en el expediente que le abrieron.

-Sí. Fui a Madrid y le expliqué al instructor lo que había de esto del tarot. Por escrito le he explicado más cosas. Por ejemplo, que aunque la consulta es de mi asistente doméstico, alguna vez lo hacía yo ocasionalmente. Que es un acuerdo entre particulares. Y que lo que considero verdaderamente ilegal es que entren periodistas camuflados en mi casa.

-¿Cómo cree usted que acabará este asunto?

-Con mi expulsión de la carrera judicial. Según volví de Madrid, me enteré por la prensa de la propuesta que había para suspenderme por seis meses. Van a pretender un castigo ejemplar.

-¿Consultó el tarot para saber cómo le va a ir?

-Sí.

-¿Y qué le dijo?

-Que mi futuro dentro de la Justicia bastante malo.

-Explique, por favor, lo de la consulta de tarot.

-Él, Francisco [el hombre que la acompaña], es mi empleado de hogar. Me pidió permiso. A mí también me interesa el mundo del tarot, que llevo estudiando desde que soy jueza. Hizo publicidad repartiendo unos folletos por todo Lugo. Y, sí, yo fui con él, a su lado. No voy a ir varios metros más atrás; sería una ridiculez. Era él quien repartía. Solo una vez repartí yo para demostrarle cómo se reparte mano a mano. Parece que uno de los papeles lo puso en el coche del presidente de la Audiencia, que es un cotilla. La primera vez que le puse cara fue cuando me llamó a su despacho para que le explicara esto. El consultorio lo atendía mi asistente. Es cierto que alguna vez lo he hecho yo también. Es un intercambio entre particulares; es como el blablacar. Se puso un precio muy barato. Hasta con lechugas y huevos nos han compensado. Y alguno, con nada. No llevaba ni un mes y se metió un periodista camuflado de cliente.

-¿Tiene los asuntos de su juzgado al día?

-Siempre los llevo al día. Ahora hay que tener en cuenta que hubo una huelga de funcionarios que duró tres meses. Me gusta mucho trabajar.

-¿Ha tenido problemas con algún preso al que dio permiso?

-Jamás me fallaron. Cuando están conmigo, me dicen: «A usted no le voy a fallar». Cuando se les trata como a personas, tienen una relación especial.

«Me enteré de la propuesta de suspensión por la prensa. Pretenden un castigo ejemplar»

-Ha pasado por muchos juzgados y en algunos tuvo problemas con la autoridad judicial.

-Mi primer destino fue Motilla del Palancar. Allí tuve mi primera instrucción grande: un capitán de la Guardia Civil que falsificó un atestado para beneficiar a su amante, y salió condenado. Después fui a Collado-Villalba, que era un juzgado decimonónico. Tuve un problema con una fiscala. Me trajeron a un detenido que había cometido delitos conexos. El primero en Madrid, el segundo en Collado. Como el primero era en Madrid, no tenía que coger a ese detenido y me fui al gimnasio. Por entonces ascendí a magistrada y me trasladé a Las Palmas, y allí me notificaron la suspensión por un año y seis meses por lo de Collado. Es decir, me fui a la calle, sin paro y con las limitaciones que imponen las incompatibilidades profesionales.

-Fue cuando hizo de estríper.

-Me habían echado a la calle, y como siempre he sido de mucho deporte, pues... No es ningún placer.

«Parece que uno de los papeles se lo puso al coche del presidente de la Audiencia, que es un cotilla»

-Después se fue a Santander.

-Sí, a un juzgado de familia. Me gustaba lo que hacía; me hinché a trabajar. Después salió un juzgado de violencia de género. Aquí se trabajaba poquísimo. Un día di mi opinión a la prensa, conté alguna anécdota, se tergiversó y me acusaron de machista (no lo soy) y se armó la de san Quintín. Y otra multa. Que quede claro que estoy en contra de todo tipo de violencia. Me dio el punto y me fui a Bilbao, que fue donde me pasó lo del tabaco. Yo soy una gran fumadora. No fumaba en la sala, salía escopetada y volvía. Quedó en una amonestación.

-Y llegó a Santiago, y ocurrió lo del gato.

-Yo tenía dos gatos y cogí uno pequeñito en la calle. Los funcionarios eran muy majos. Un día llevé el gatito para que lo vieran. Fue una anécdota. Pero alguien, supongo que algún abogado, lo vería en un despacho o en un pasillo, pero no en la sala, y entonces avisó a la prensa. Después me fui a Vigilancia Penitenciaria a Santander. Estuve bien. Como quería cambiar, me vine a Lugo, y ¡en menuda hora vine aquí! Yo no pretendía jubilarme hasta que me echasen por la edad, pero ahora pienso cada vez más en la jubilación anticipada. Estoy negra, lo paso fatal.