Fallece Mirian Vázquez tras su larga lucha contra el cáncer

LUGO CIUDAD

La Voz

El velatorio es en el tanatorio de la funeraria Fernández de As Gándaras y el funeral será el martes a las 17.00 horas en la iglesia de Albeiros

12 nov 2018 . Actualizado a las 23:22 h.

Mirian Vázquez nos ha dejado. Se ha ido la persona que ha mirado de frente al cáncer desde que, con 14 años, le diagnosticaron un sarcoma de Edwin. Con 25 años se apagó la sonrisa y la alegría con la que ha llevado durante una década sus múltiples recaídas, difíciles de contar, y las numerosísimas visitas al quirófano que hicieron que se identificara plenamente con míster Potato. 

Conocí a Mirian en el vestíbulo del HULA, en un acto de Somos Unidos por el Cáncer, la gran familia que ha conseguido poner en marcha muchas iniciativas para ayudar a pacientes y familias, entre ellas el piso de la avenida de A Coruña. Ella me habló de su enfermedad con la misma naturalidad con la que la vivió y que trató de transmitir a las personas más próximas, e incluso a las desconocidas, y con el mismo desparpajo reivindicativo con el que se afeitó el pelo en el escaparate de un comercio de Lugo, antes de someterse a uno de sus incontables ciclos de quimioterapia. Su vida fue como una carrera de obstáculos, que fue superando con esa alegría y buen humor que era capaz de comunicar y que plasmaba puntualmente en su blog «Queda mucha vida».

Paradigma del positivismo, Mirian Vázquez Pérez llevaba nueve años luchando contra el cáncer que le diagnosticaron en una pierna cuando tenía 14 años. Desde entonces convivía con otros tumores entre distintas recaídas. Pero nunca perdió el humor ni se dio por vencida. «Tengo que convivir con mi sexto tumor, quiera o no», reconocía hace unos meses a La Voz. Y lo hizo como un ejemplo de dignidad. Mirando a la enfermedad a la cara.

Mirian se ha ido. Para sus padres, José Manuel y Marián, que la acompañaron durante todos estos años en su enfermedad, superando otros muchos momentos críticos que generaron la esperanza de que su cáncer se iba a convertir en una enfermedad crónica, es una pérdida irreparable. La van a echar mucho de menos y van a añorar sus risas, su vitalidad, su optimismo y su buen humor. Mirian deja como legado una joven asociación, reconocida y querida socialmente, y que sus padres crearon para poder ayudar a otras familias que se encontraban en sus mismas circunstancias. Ella misma colaboró activamente con esta iniciativa, que nos permitirá recordar que Mirian se ha ido, pero su espíritu perdura con esa amplia sonrisa que es el símbolo de Somos Unidos.

Allí publicaba por última vez el pasado 9 de octubre y reconocía que «tras una consulta para conocer resultados de mis últimas pruebas, estoy informada de mi nueva situación y, a decir verdad, no, no es lo que quería escuchar». En esta ventana al mundo en la que siempre compartió con sus lectores una forma muy peculiar de afrontar la enfermedad anunciaba que sus tumores «empiezan a activarse y a avanzar, se ha visto alguno nuevo». Aseguraba además que su tumor primario manifestaba «índices de no ser precisamente un Sarcoma de Ewing, mi primer diagnóstico, por lo que se está estudiando la posibilidad de que tras varias mutaciones haya podido mutar a otro tipo de tumor».

Sus últimas palabras en el blog fueron para dejar un mensaje tremendamente vitalista. «Puedo seguir pensando en lo que va a pasar en unos días sin obtener respuesta más allá del paso del tiempo y sumar angustia, o, seguir disfrutando de la Vida como he hecho hasta ahora, así que como sí que puedo hacer algo, FELIZ VIDA, sólo hay una y la mía quiero disfrutarla bailando». «Gracias por ser mis compañeros de experiencia».