«Preparamos un tributo a Vázquez Cereijo, un artista secreto y fuera de tendencias»

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

El crítico y poeta Juan Manuel Bonet, amigo del artista lucense, prepara una gran exposición sobre su figura y obra en el Museo Provincial

23 feb 2019 . Actualizado a las 19:41 h.

Juan Manuel Bonet (París, 1953) es crítico de arte, poeta y comisario, además de un gestor cultural de primer nivel internacional: director del Instituto Valenciano de Arte Moderno, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y del Instituto Cervantes, hasta el verano del 2018.

Su amistad con el fallecido José Vázquez Cereijo, así como con su mujer Anne y el artista Paco Pestana, le animaron a ser el comisario de la muestra que se prepara en el Museo Provincial y que se inaugurará el 31 de julio. En ella, Bonet, que ayer visitó Lugo, anuncia que intentarán rendir un tributo «a un artista secreto y fuera de tendencias». La muestra se dividirá en varias partes. La primera, explicó Bonet, se centrará en una parte de contexto y la influencia que tuvo en el tres figuras: Tino Grandío, Gregorio Prieto y Maruja Mallo. También habrá un recuerdo para Luís Pimentel, tío de Cereijo, a quien Bonet conoció en el Madrid de los ochenta por una vinculación familiar, ya que su tío abuelo fue Evaristo Correa Calderón.

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En la exposición habrá otra parte dedicada al Cereijo coleccionista: «Era un apasionado del Rastro, al que íbamos Andrés Trapiello y yo con el». Y una tercera se dedicará a su faceta de pintor, grabador y poeta.

«Se verá que su legado tiene interés y ojalá permanezca en Lugo»

Bonet destaca que la muestra tendrá para el un componente personal y emocional: «Es un tributo a un amigo y regreso a mis raíces lucenses». Preguntado sobre si el legado del artista lucense debería tener cabida permanente en la ciudad, Bonet espera que la exposición sirva para agrandar la figura de Vázquez Cereijo en Lugo «y que el espectador vea que su legado tiene interés, que saque conclusiones sobre su obra y ojalá pueda permanecer en Lugo». Bonet indicó que Cereijo fue un artista polifacético, enraizado en su tierra, tanto en el campo como en la ciudad de Lugo, pero también heredero de la Generación del 27, del expresionismo alemán, del surrealismo y, en su parte final, tanto del ámbito de los países del este como de las tierras altas de Escocia. «Fue un artista excepcional, de una enorme complejidad».

Bonet rememoraba ayer las ilustraciones que hizo Cereijo para un libro de poemas suyo sobre Praga que se publicó con el seudónimo de Pavel Hradok, y que se presentó y expuso con éxito en 1994 en el Centro de la Villa de Madrid, con la asistencia de Eugenio F. Granell, otra figura de referencia para ambos amigos.