Lugo está sufriendo el abandono, por parte de las autoridades respectivas, de dos de los pilares de Occidente: la sanidad y la cultura.
Por lo que se refiere a la sanidad, ahí tenemos la última burrada que se le ha ocurrido al atolondrado de turno: todas las asistencias médicas de los sábados por la mañana se centrarán en un solo centro, el de Fingoi. Muy bien.
Acudí solamente una vez a dicho centro sanitario acompañando a una persona un sábado, de esto ya hace algún tiempo, y aquello estaba petado de pacientes de todas las edades y con diferentes patologías para ser atendidos por el escaso plantel de médicos allí existente.
Ahora, con el mismo número de médicos, o uno más de refuerzo como mucho, pretenden que todos los lucenses que necesiten atención se aglomeren todos en Fingoi. Y tan panchos.
Yo me pregunto si esta gente que vota a estos ideólogos de la medicina no enferma nunca y no utilizan por ello la sanidad pública, o bien todos pagan la sanidad privada. Aunque también existe la posibilidad de que estén ciegos y sordos, lo cual resulta ya más peligroso.
Nos encontramos también con que sanitarios del Ejército se están formando como rastreadores, lo que viene a demostrar que sigue faltando mucho personal en la sanidad pública.
Si la sanidad va como va, otro tanto le sucede a la educación. Los estudiantes se quejan de la falta de espacio en las bibliotecas con grandes colas a la entrada.
Pues si empezamos así el curso, cómo será el final.