Hace 30 años, el trazado de la A-6 enfrentaba a la corporación de Lugo

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Vista de la autovía del Noroeste (A-6) en Lugo, cerca del acceso que enlaza con la carretera de A Fonsagrada
Vista de la autovía del Noroeste (A-6) en Lugo, cerca del acceso que enlaza con la carretera de A Fonsagrada oscar cela

PP y CNG querían que fuese por el sur de la ciudad, y PSOE, BNG y EU, por el norte

22 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos dudarán de que la autovía del Noroeste (A-6) resultó decisiva para la comunicación de Galicia con la Meseta y con Madrid y que en la provincia de Lugo se notan las consecuencias de su construcción. Una vez acabada, el tráfico se hizo más rápido y más cómodo y el paso por algunos cascos urbanos fue convirtiéndose en un recuerdo.

Sin embargo, no todo fue concordia y armonía hasta la llegada de esa infraestructura. Hace 30 años, en Lugo se veía que una cuestión clave, el trazado que tendría la autovía al pasar por el municipio, causaba un claro enfrentamiento que incluso, sin prescindir de los matices, podría resumirse en expresiones simples: unos querían que discurriera al sur, y otros, al norte.

Los partidarios de la primera opción eran el PP —era alcalde el popular Tomás Notario Vacas, aunque su grupo carecía de mayoría absoluta— y la Converxencia Nacionalista Galega. Los que preferían la segunda eran el PSOE, el BNG y Esquerda Unida. La enumeración de las distintas fuerzas políticas y las posturas que mostraban pueden incluso servir para trazar una división ideológica: del centro a la derecha, la opción sur gustaba más; del centro a la izquierda, el trazado por el norte suscitaba apoyos.

Nadie parecía cuestionar la necesidad de la autovía o las ventajas que podría suponer para Lugo desde el punto de vista socioeconómico. No obstante, unos y otros defendían uno u otro trazado con argumentos que parecían alejar un posible acuerdo. He ahí dos ejemplos: Mauricio Posada Veiga, portavoz de CNG en el consistorio, consideraba que el trazado por el norte de Lugo ciudad sería más caro y aumentaría la distancia en kilómetros a urbes como A Coruña o Santiago; Miguel Vázquez Calvo, portavoz municipal del PSOE, advertía de que el paso de la autovía por el sur causaría un impacto ambiental, mientras que la opción norte ayudaría a la expansión de la capital de la provincia.

No era el trazado, sin embargo, lo único que preocupaba de la futura autovía. Poco después de ser elegido alcalde tras las elecciones de mayo de ese año, Notario Vacas había expuesto a técnicos de la Demarcación de Carreteras del Estado en Galicia la necesidad de construir más enlaces en el municipio de Lugo. Tampoco era Lugo el único ayuntamiento en estado de alerta por la A-6: en julio de 1991, por ejemplo, el pleno de la corporación de Rábade solicitó que pasase alejada del centro urbano y hasta se creó una comisión de seguimiento para ese asunto.

Al final, a los técnicos del Ministerio de Obras Públicas (MOPU) no les convenció el trazado por el sur. Cinco años después, entraba el servicio el tramo Nadela-O Ceao, que discurre por el norte de la ciudad. La N-VI, que desde los setenta bordea Lugo por el sur, pasó a ser una vía más local.

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