Hace 30 años, el campus de Lugo quería lograr la ingeniería de Montes

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Vista de la Escola Politécnica Superior de Lugo, donde se imparen varias ingenierías relacionadas con el mundo agrícola, ganadero y forestal
Vista de la Escola Politécnica Superior de Lugo, donde se imparen varias ingenierías relacionadas con el mundo agrícola, ganadero y forestal ÓSCAR CELA

Las enseñanzas relacionadas con el campo suponían unos 3.000 alumnos

11 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lugo ciudad tenía una escuela de peritos agrícolas y una de Magisterio y dio un estirón en los años setenta, cuando se puso en marcha el Colegio Universitario. Iniciada la década de los ochenta, la creación de la Facultade de Veterinaria fue el punto destacado de una expansión que acabó por hacer de la capital lucense una ciudad universitaria. El campus de Lugo quedó integrado en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), pero manteniendo, al mismo tiempo, una fuerte conexión con la realidad agrícola y ganadera de la provincia.

La escuela de peritos agrícolas, que inició su actividad en la década de los sesenta, aportó ingenieros técnicos al sector público y al privado y captó alumnos más allá de Galicia. La presencia de ese centro fue un primer paso para la actual Escola Politécnica Superior, que hace 30 años combinaba enseñanzas asentadas con otras que eran un anhelo de la sociedad lucense.

En 1991, en la conferencia inaugural del curso académico, Antonio Rigueiro, entonces director de la Escola Técnica Superior de Enxeñeiros Agrónomos, destacó logros como la creación de la Facultade de Ciencias, el comienzo del ciclo de enseñanzas forestales o la inauguración del edificio de Veterinaria; sin embargo, no se olvidó de cuestiones que entonces eran reivindicaciones en Lugo y en otras ciudades gallegas: así, recalcó que la ciudad era un lugar ideal para la ingeniería de Montes, a la que también aspiraba Pontevedra.

El funcionamiento del Centro de Investigación de Lourizán, creado décadas atrás, era un pilar en el que se apoyaba la pretensión pontevedresa, aunque Lugo acabaría ganando ese pulso con la ciudad del Lérez, en donde la situación se causó un evidente malestar. Tanto Lugo como Pontevedra eran entonces urbes con alcalde popular (Tomás Notario y Javier Cobián, respectivamente), igual que ocurría en las diputaciones (Francisco Cacharro en Lugo y César Mera en Pontevedra).

En 1991, ya podía comprobarse claramente que el perfil agropecuario del campus lucense era una realidad. Casi 3.000 de los 4.961 alumnos que cursaban estudios superiores en Lugo estaban matriculados en centros relacionados con la agricultura o con la ganadería. El 77 % de los universitarios que estudiaban a orillas del Miño eran gallegos, y su presencia difícilmente podía pasar inadvertida: como apuntó Rigueiro en su discurso, la matrícula en centros universitarios lucenses se había multiplicado por siete en apenas cinco años.

 Era entonces rector Ramón Villares, que un año antes había accedido al cargo. El máximo responsable de la USC consideraba que el campus de Lugo estaba ya «razonablemente maduro» y que debía aspirar a formar expertos en temas agroforestales, en producción animal y en tecnología de los alimentos a toda Galicia. 30 años después, en centros como Veterinaria no es una novedad que antiguos alumnos sean decanos o vicedecanos, y las instalaciones han seguido aumentando: el ejemplo más reciente fue la inauguración de la Granxa Experimental do Leite, situada en Castro de Ribeiras de Lea y puesta en marcha por iniciativa de la Diputación y de la USC.

CON TU SUSCRIPCIÓN PUEDES ACCEDER A TODAS LAS NOTICIAS PUBLICADAS EN LA VOZ DE GALICIA, DESDE 1882 HASTA HOY, BUSCANDO POR PALABRA CLAVE