El abogado quiso apoyarse también en los testimonios de varios profesionales de la salud mental, que se entrevistaron con su cliente en diversos momentos del procedimiento. Se refería a las declaraciones de una psicóloga y de un psiquiatra, acontecidas este jueves. Ambos, durante su intervención, afirmaron que «el acusado no presenta ninguna enfermedad o trastorno mental».
Los dos buscaron signos de patologías psicópatas o esquizoides en la mente del sospechoso, sin éxito. La conclusión de ambos, finalmente, fue que el hombre es «una persona fría, distante, que muestra poca empatía, pero que sí expresó un cierto arrepentimiento durante las entrevistas y que pareció ver justo su ingreso en prisión, ya que se creía merecedor de un castigo por lo que había hecho», según dijo el psiquiatra que lo atendió en dos ocasiones.
Por lo tanto, un posible eximente de la condena quedó prácticamente descartado, ya que no se podía alegar que el acusado no tuviese el control de sus actos en el momento de los hechos.
Sin embargo, la psicóloga explicó que había detectado «unos rasgos en la personalidad del acusado», que podrían indicar que, «aunque solía reaccionar con cierta lógica ante estímulos negativos, como discusiones, sugerían que, de forma puntual, podría mostrarse agresivo ante situaciones de estrés». A esta última parte es a la que el abogado del acusado quiso agarrarse para pedir una rebaja de la pena por ese supuesto «arrebato», explicando que su cliente habría sufrido un ataque de ira espontáneo, que terminó con el «trágico desenlace».
La fiscal encargada del caso, por su parte, se limitó a ratificar su versión del suceso. Acusó al sospechoso de haber matado a su hermano, y cimentó su propuesta en la «gran cantidad de pruebas» que lo señalaron durante el juicio. Explicó que no se conoce la motivación del presunto autor para hacer lo que hizo, pero incidió en que «es irrelevante de cara a que el jurado decida si es culpable o no». Además, modificó su escrito de acusación para aumentar de 10 a 12 años la pena de prisión que solicita para el acusado.
Finalmente fue el turno del jurado popular, que tomó la decisión de declarar culpable de un delito de homicidio al acusado. Su función, simplemente, fue la de responder a una serie de cuestiones que les expondrá el presidente del tribunal, destinadas a que tuviesen lo más claro posible su veredicto. Además, valoraron positivamente los atenuantes solicitados por la defensa, el de arrebato y el de confesión, y el apoyado por la Fiscalía, el de parentesco.
André S. Zapata
El juicio contra el hombre acusado de acabar con la vida de su hermano en su casa de Rábade en noviembre del 2019 comenzó este miércoles en la Audiencia Provincial de Lugo. Se celebró ante un jurado popular, que será el encargado de decidir si el acusado, para quien la Fiscalía pide 10 años de cárcel, es considerado culpable de un delito de homicidio o no. El sospechoso, desde el principio, se negó a responder a las preguntas de la fiscal y de su propio abogado, manteniendo el silencio que lleva ejerciendo desde el día de los hechos.
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