Covadonga Salgado: «Lugo tuvo el sueño del baloncesto femenino antes de tiempo»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Salgado tiene buenos recuerdos del baloncesto, pero sin echarlo ahora de menos.
Salgado tiene buenos recuerdos del baloncesto, pero sin echarlo ahora de menos. Martina Miser

Dice que siempre supo cuáles eran sus prioridades y que el deporte no lo era todo

31 oct 2022 . Actualizado a las 20:11 h.

No se sabe exactamente si Covadonga Salgado eligió el baloncesto en su niñez, viviendo en Lugo ciudad, o no le quedó otra opción. Estudiaba en el Colegio Fingoi —«que era muy de baloncesto», dice— y allí comenzó una relación con el deporte de la canasta que la llevó hasta la Primera División sin perder nunca la perspectiva de que además de deportista era estudiante. De hecho, en la temporada 1989-90 dejó el club por una estancia académica en Estados Unidos, aunque se reintegró al volver.

«Era un deporte de grupo, me gustó. De hecho, me enganché. Seguí jugando al baloncesto hasta que me quedé embarazada de mi primer hijo. No está mal», comenta entre risas. El Xuncas fue su equipo, pero también, oyéndola hablar, se puede entender que para ella fue más que un club.

—¿Qué había en el baloncesto que la enganchó durante años y años?

—Me dejó amistades, el valor del trabajo en equipo, el saber lo que cuestan las cosas... Nunca dejé de estudiar, pero la primera temporada en Primera División B, estando yo en tercero de carrera, me coincidió con el cambio [de Lugo] a Santiago. Estábamos allí Rosario Sureda, Teté Latas y yo, y veníamos a entrenarnos a Lugo los miércoles. En Santiago íbamos a un gimnasio y corríamos por el campus. Venir a entrenarnos y venir a jugar los fines de semana requería sacrificio.. Cuando, ese año, ascendimos a Primera División, recuerdo ir con los cascos en el autobús; una vez Althea Gwyn me los cogió y dijo: ‘¿Pero qué es esto?‘. Eran mis lecciones de Química Técnica. Fue una época muy bonita. Creo que el deporte de equipo es una maravilla, es el mejor. Mis antiguas compañeras y yo podemos no tener contacto durante tiempo, pero cuando nos vemos, seguimos con las mismas bromas y con ese ambiente. Era un grupo muy bueno en el que sobre todas destacaba Rosario Sureda, y yo tuve la suerte de compartir ese sueño.

—El deporte femenino tiene hoy más protagonismo social, y el baloncesto es uno de los más destacados en España. ¿Cree quizá que los éxitos del Xuncas llegaron antes de tiempo?

—Creo que sí. Cuando les cuento a mis hijos, en casa, cosas de esa época, me dicen: ‘¿Pero es verdad?’. Tengo que ir a buscar el álbum de fotos para que vean. A Lugo vino a jugar gente de nivel. Lugo tuvo el sueño del baloncesto femenino antes de tiempo. Tuvo ese éxito gracias a gente que apostó por el deporte femenino: Víctor Varela y su mujer, Mari Carmen Martínez, fueron decisivos. Con ella me peleaba en la pista, pero en segundo de BUP era mi profesora de Lengua y Literatura Española. Vuelvo a lo que decía antes: te quedan amistades para toda la vida.

—No había los medios de ahora, pero en la ciudad eran gente famosa.

—Puede que lo fuéramos, aunque yo no sentí esa presión. Sí hablábamos en la radio y salíamos en el periódico, aunque no dejé se ser una adolescente que tenía claras sus prioridades. Creo que a ninguna le molestaba esa situación: teníamos claras nuestras prioridades, y había gente que nos ponía en nuestro sitio

—Vive en Vilagarcía de Arousa, una ciudad en la que el baloncesto es un deporte con gran arraigo. ¿Siente el gusanillo?

—No habiendo jugado al baloncesto aquí, sí tengo un grupo de WhatsApp con gente de aquí y alguna vez he jugado una pachanga. A una de ellas —Montserrat Abeijón, Siña— la recordaba de cuando ella jugaba en el Liceo Marítimo. Un hijo suyo y uno mío estuvieron en el mismo equipo de baloncesto, y a raíz de eso yo me integré en el grupo.

«Creo que el Breogán es un estímulo para que otros clubes salgan adelante»

Hablar de baloncesto en Lugo obliga a hablar del CB Breogán. Sin embargo, Covadonga Salgado no cree que un equipo con varias etapas en la élite, antes en Primera División y ahora en la ACB, sea un obstáculo para que otros aparezcan y crezcan. Por otro lado, el baloncesto le permitió ganar algún dinero, aunque no hacerse millonaria, y le impuso unos hábitos que no eran los de salir y acostarse a altas horas. Ella no lo ve como un inconveniente, sino que sobre todo destaca su capacidad para organizarse y sacar tiempo para todo: por ejemplo, formó parte de la agrupación Cántigas e Frores.

—¿Hay sitio en Lugo para otros equipos de baloncesto además del Breogán?

—Creo que el Breogán es un estímulo para que otros equipos salgan adelante. Que se conozca la ciudad de Lugo por el baloncesto es positivo, evidentemente.

—El Ensino mantiene el nivel del baloncesto femenino en Lugo. ¿Se alegra de ello?

—Por supuesto. Me alegra que cualquier equipo de Lugo esté ahí, dando la cara.

—¿Le costó dejar el baloncesto después de haber estado en ese mundo tantos años?

—En 1993 y en 1994 ya tenía trabajo; la posibilidad de entrenarme era escasa; vivía en Santiago... Era difícil compaginar todo. Pero no echo de menos el baloncesto: fueron años muy bonitos, y ahora hay otras cosas. Además, siempre he practicado deporte: incluso fui campeona universitaria de tenis, y ahora juego al pádel. Y siempre he sido más de practicar deporte que de ir a ver deporte.

—¿Deja el deporte sensaciones buenas después de haberlo practicado a alto nivel?

—Creo que el deporte es beneficioso para los niños, y si es en equipo, mejor. Genera un ambiente sano, de compañía, de sacrificio por el otro...

Inicio. Covadonga Salgado nació en Lugo en 1965. Empezó a jugar al baloncesto en el Colegio Fingoi.

Evolución. Con el Xuncas llegó a militar en Primera División femenina.

Trayectoria. Es bióloga. Dirige el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), con sede en Vilaxoán. Vive en Vilagarcía de Arousa.