Tres policías de Lugo salvan la vida de un joven que se quería tirar desde lo alto de O Garañón: «Pensamos que no llegábamos»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Dos de los tres policías que le salvaron la vida a un joven en lo alto de O Garañón este jueves, frente al edificio.
Dos de los tres policías que le salvaron la vida a un joven en lo alto de O Garañón este jueves, frente al edificio. ALBERTO LÓPEZ

Los agentes razonaron con el chico, de 23 años y con problemas económicos y familiares. «Lo convencimos para que bajase cuando le hablamos de su hija recién nacida», dicen

29 mar 2023 . Actualizado a las 23:10 h.

La colaboración de dos agentes de la Policía Nacional y uno de la Policía Local sirvió para evitar una tragedia este martes en la ciudad de Lugo. Eran las 20.30 horas cuando el servicio de emergencias recibió varias llamadas alertando de que había una persona en el tejado de una de las torres de O Garañón, el edificio a medio construir ubicado en las cuestas del parque Rosalía de Castro. Allí, un joven de 23 años, de origen marroquí y que llegó a Galicia hacía siete años, había decidido poner fin a su vida. 

Sin embargo, una muerte que parecía insalvable se evitó en el último momento. Alejandro, agente de la Policía Local, y dos agentes de la Nacional que prefieren no dar sus nombres consiguieron rescatar al joven.

«Recibimos las llamadas del 092 y salimos de inmediato hacia allí. Cuando íbamos por la Rolda do Carme, ya lo vimos en lo alto de O Garañón. Lo primero que pensamos fue que no íbamos a llegar a tiempo», confiesa Alejandro. El agente de la Local ya conocía el esqueleto de ladrillo y hormigón de intervenciones anteriores, pero nunca por algo así. 

«Nos dijo: "si subís, me tiro", así que nos quedamos allí quietos»

Al llegar al lugar, Alejandro se topó ya con otra patrulla, en este caso de la Policía Nacional, que también había sido alertada. Los dos agentes que iban en ese coche subieron con él. «El acceso está vallado, así que tuvimos que saltar la verja y colarnos en la parcela. Subimos a toda prisa a través de un butrón que había en el muro. Para llegar a la parte más alta, tuvimos que improvisar una escalera usando unos ladrillos, y ya accedimos al tejado. El chaval estaba justo al borde», dice Alejandro. 

«Tengo que reconocer que, en cuanto lo vimos, pensé que se iba a tirar», añade uno de los policías nacionales, que explica que el joven estaba «desorientado y conmocionado». El chico, de hecho, ni siquiera los dejó subir a la plataforma en cuando les vio asomar la cabeza. «Nos dijo: "si subís, me tiro", así que nos quedamos allí quietos», cuenta uno de los agentes.

«Al principio, no quería colaborar. Solo decía que se quería morir, que no quería seguir viviendo y que todo era una pesadilla. Nosotros lo dejamos hablar y que se desahogase, a ver si entraba en razón en algún momento», cuenta el agente municipal.

Lo cierto es que su estrategia funcionó. Después de contarles los motivos de su tentativa de acabar con su vida, entre los que mencionó la falta de dinero, una condena de prisión a la que se enfrenta o problemas familiares, citó un detalle que les llamó la atención a los agentes.

«Tenía la cara desencajada. Se notaba que había estado llorando sin parar. Dijo que tenía una hija de tres meses. Estaba frustrado porque no podía cuidarla ni tenía dinero para mantenerla. Nosotros usamos a su bebé para convencerlo de que no saltase. Le decíamos "pero cómo vas a dejar sola a tu hija" o que pensase en qué iban a hacer sin él. Y parece que surtió efecto», cuenta uno de los agentes.

Accedió a bajar tras pensar en su hija recién nacida

Poco a poco, el joven se fue acercando a la claraboya en la que estaban asomados los policías. Ellos trataban de empatizar con él. «Le dije que mi mujer era africana, como él, y parece que eso le hizo confiar un poco más en nosotros. Se acercó un poco y ya le pudimos echar el guante», cuenta Alejandro. El joven, ya convencido, accedió a bajar de la estructura con los policías. Una vez llegaron al bajo, fue atendido por una ambulancia.

«Se puso a llorar y nos dio las gracias cien veces. Nos abrazó e incluso nosotros soltamos unas lágrimas. Fueron unos momentos de una tensión enorme, pero al final salió todo bien y ya quedamos aliviados. No hay nada más satisfactorio para un policía que salvar una vida», explica Alejandro.

«Estuvimos más de diez minutos hablando con él. He de decir que estaba convencido de que se iba a tirar. Nunca viví nada parecido en los años que llevo en la policía. Estamos encantados de que se evitase la tragedia», añade otro de los agentes que subió al Garañón.

Los tres, antes de despedirse del joven, le prometieron llamarlo el próximo viernes para interesarse por su estado. Además, cuenta Alejandro que tratarán de contactar con algún imán musulmán de Lugo para que el joven «tenga un seguimiento» y lo mantengan en buen estado y acompañado. «Lo ayudaremos en todo lo que podamos», coinciden los agentes.

024: línea de atención a la conducta suicida

Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados.