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Trabas burocráticas frustran un nuevo desembarco de indonesios en la pesca

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

PEPA LOSADA

La junta de convalidaciones no certifica que el título indonesio equivale al español

16 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En A Mariña, lo segundo que más demandan al Servicio Público de Empleo -el antiguo Inem- son pescadores de altura. De hecho, no es la primera vez que un barco ha tenido que quedar en puerto por no haber podido completar tripulaciones. Y en A Guarda, la falta de marineros ha alcanzado tal punto que el asunto ha dado para armar una conferencia internacional sobre la materia.

Hace tiempo que la falta de vocaciones pesqueras ha pasado a encabezar las preocupaciones del sector, en algunos casos, como el de los pincheiros o los palangreros de superficie, se coloca incluso por encima de la escasez de cuotas o de la caída en el consumo de pescado. Y aunque ya se ha empezado a tomar medidas, como la implantación de la FP dual, la negociación de un convenio colectivo marco entre patronal y sindicatos, gestiones para poder mejorar habitabilidad de los barcos sin perder capacidad de bodega, o la revisión de las atribuciones de los títulos marítimos, son iniciativas que solo darán fruto a medio o largo plazo, cuando los empresarios necesitan mano de obra... para ayer.

Por eso en abril pasado recibieron con regocijo las instrucciones que el Gobierno dio a sus departamentos de Pesca, Marina Mercante y Extranjería para permitir la contratación de extranjeros. Pero cinco meses después de que esas pautas apareciesen publicadas en el Boletín Oficial del Estado, los armadores todavía no han sido capaces de enrolar a un solo extracomunitario en sus buques de altura y gran altura.

El último varapalo llegó recientemente de la junta de convalidaciones del Instituto Politécnico Marítimo Pesqueiro de Vigo. Esta debía certificar que la titulación que el país tercero concede a sus marineros es compatible con lo que España exige a quienes trabajan en sus embarcaciones. Y en el caso de Indonesia, cuyos profesionales preparan un segundo desembarco, el organismo concluyó que no puede homologarlo con el español, según explicó Javier Garat, secretario general de Cepesca. Ese extremo lo confirmó Engracia Trigo, directora del instituto náutico-pesquero vigués, que explicó que se necesita información más concreta y extensa sobre los contenidos formativos del título indonesio para comprobar si son similares o compatibles. Y en ese sentido respondió a la Dirección General de Ordenación Pesquera, que realizó la consulta.

Para Garat es algo sorprendente, sobre todo cuando hubo un tiempo en el que los marineros indonesios a bordo de los pesqueros gallegos se contaban por docenas. Y sobre todo cuando el programa de estudios es «más amplio que el español», que para embarcar, además de la formación básica en seguridad, pide un curso de 23 horas, de las que 8 son prácticas y el resto teoría y que da acceso a título de marinero pescador.

Gestiones

Ante tal retraso, la patronal pesquera solicitó al ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, que agilice los trámites para incorporar a extranjeros en la pesca de altura. Por su parte, Cepesca ya ha dado algunos pasos por su cuenta. Como reunirse con el embajador indonesio en España, Pak Hermono, al que Javier Garat solicitó esa información que la junta de convalidaciones echa en falta sobre los contenidos formativos para poder homologar el título. Y piden al Gobierno que haga lo mismo a través de la Embajada de España en Indonesia.

Muchos de los primeros marineros perdieron el visado por estar más de 6 meses en su país

De aquellos primeros contingentes de marineros indonesios que llegaron en los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria para cubrir los puestos de los nacionales que habían desertado de las redes para vérselas con el ladrillo, todavía queda alguno enrolado en los barcos gallegos. Se encuentran, principalmente en los de A Mariña, en los que de los más de 440 extranjeros que hay, la mitad son indonesios, según explica Sergio López, gerente de la OPP 7 de Lugo. Pero buena parte de esos primeros tripulantes, que ganaron salarios impensables en su país de origen, regresaron de vacaciones a su tierra, construyeron casas, quisieron disfrutar de ellas, se quedaron más de seis meses con su familia... y perdieron el visado. En esto que la crisis tomó cuerpo, se endurecieron las condiciones para la entrada de contingentes extranjeros y ya no pudieron regresar.

Pero ahora que se han producido jubilaciones en masa y, de nuevo, abandonos en la pesca, la necesidad de mano de obra extranjera empieza a acuciar. «E iso que houbo moita reestructuración de flota e os que quedaron absorberon aos que se ían para o paro», explica López.

Lo curioso es, dice el gerente de la OPP 7, que se temía que la parte más difícil de convalidar era la relativa a la parte de Marina Mercante, con los certificados sanitarios y de formación básica, y, sin embargo, el atasco está en la parte de Pesca y por causa de las titulaciones.