El Racing empata con el Mérida con gol de Mardones, que mitiga el ruido de sables en A Malata (2-2)

Noche gélida y de locos en A Malata. En la misma proporción. Álvaro Mardones rescató al Racing Club Ferrol, con un gol en el último minuto, para sellar un empate frente al Mérida (2-2) en lo que pudo ser la noche de los cuchillos largos. De la planicie absoluta de la primera parte, pasó la fragata verde a percutir sin acierto en la segunda. Un penalti anotado por Peña cambió la cara al equipo hasta que dos errores en el tramo final permitieron al Mérida mandar en el marcador y desatar un descontento que solo pudo apaciguar la diana sobre la bocina del lateral ferrolano.

Pitido inicial. Derroche de Álvaros — con Mardones, Ramón, Peña, Juan y Giménez— en el once de un Pablo López, que ante la ausencia de Tejera por molestias, devolvió a Gorostidi la condición de ancla en la medular. Soluciones en el hombre por hombre y no en el esquema para tratar plasmar su idea de equipo ofensivo. Del dicho al hecho como boceto del guion de una noche fría frente al mejor equipo del último mes en el grupo 1 de Primera Federación.

Pitido inicial. Solo un minuto de juego, pedía falta Zalaya y galopaba Areso a la espalda para un primer susto que invalidó el colegiado. Corrió el crono uno más y llegó el siguiente de un saque de banda favorable a la fragata verde. Envío regresivo de Peña al que no llegó Zalaya y perdonó Areso, pero no la grada. Silbido de advertencia y Jairo colgando el cuero al segundo palo a modo de respuesta. Chiqui, a banda cambiada, ofrecía a una llegada más a los romanos desplazados a A Malata y se afanaba Gorostidi, sin éxito, en un envío a Peña al espacio frente a un Mérida muy compacto en defensa. Una más, a cargo de Doncel, para desesperación de un Racing incapaz de igualar al rival en finalización.

Y, en una de esas, Areso se llevó puesto a Parera y estrenó el tarjetero de Alemán. Un nuevo choque, entre Il Demoni y Pareja, volvía a trabar el juego. Balón parado y los de Pablo López sin encontrar respuestas tampoco en la estrategia. No rendirse y Jairo dejando a Giménez un balón franco con el que no pudo conectar Il Demoni como guinda a una triangulación perfecta de Álvaro Ramón, Pascu y Jairo. Al menos, la fragata verde había detectado una grieta en la retaguardia el Mérida. Zalaya-Pujol y la casa sin barrer para la llegada de un nubarrón llamado Benny. Balón desviado y un mar de dudas en las inmediaciones de la meta de Parera. Diez para el descanso y el 0-0 como un milagro al que aferrarse en los videomarcadores de A Malata. Un último arreón, con fuelle y sin pegada, no logró redimir al Racing, que tuvo la más clara en un cabezazo de un trastabillado Zalaya tras saque de esquina del de siempre. De Álvaro Peña.

Ley de egunda oportunidad

Con el empate como mejor noticia para los algo más de 3.700 racinguistas congregados en A Malata, tocaba a los tripulantes de la fragata verde dar un volantazo en el juego para rascar algo. Minuto 50 y, tras falta botada por Peña, agarrón de Pareja a Zalaya dentro del área. Pena máxima ratificada en el FVS y el propio Peña como encargado de ejecutarlo y, para desquite del respetable, convertirlo. Con el viento a favor, tocaba ver —después de varios partidos de mala gestión de la ventaja— cómo se las apañaban los de Pablo López. Galopó Álvaro Juan para dejar patente que no iba la cosa de encerrarse en la cueva. San Parera negó al Mérida la igualada y respondió Pascu con una nueva transición.

Centro al segundo palo e Il Demoni demostrando de lo que es capaz si le dan de comer. Once metros y un gol balsámico para cambiarle la cara al Racing. Agitó el árbol Fran Beltrán buscando tocar a rebato y heló de lo lindo cuando, ya en el 89, aprovechaba un rebote Artola para sellar las tablas con gol en propia de Mardones. 

La puntilla, en el 94, la acuñó el killer romano Álvaro García. Y, con todo en contra y el respetable cargando contra Pablo López de manera más que audible, emergió el lateral ferrolano Álvaro Mardones para mitigar el ruido de sables en A Malata, con un gol en el último minuto de juego para sellar las tablas para un Racing que sigue generando un mar de dudas. El descontento es palpable. 

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