¿Productividad o extracción de rentas?

Manel Antelo
Manel Antelo LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las remuneraciones de los altos directivos de las empresas del Ibex 35 no solo han aumentado ininterrumpidamente con el paso del tiempo, sino que lo han hecho a un ritmo desproporcionadamente mayor que el salario medio del resto de los trabajadores. Un informe del sindicato CC.OO. revela que, en el año 2014, un consejero delegado o presidente ejecutivo medio cobró de media 158 veces más que un empleado medio de su empresa; una brecha que ha sido, además, casi el doble de la del año anterior.  ¿Tan elevada es la productividad de los ejecutivos o es que, simplemente, son muy eficaces extrayendo rentas de las empresas que gestionan?

Es generalizada la idea de que la remuneración de los altos directivos paga su productividad. Sin embargo, lo que muestra la evidencia más reciente es que los directivos han sido capaces de conseguir una remuneración muy por encima de su productividad, lo cual es, simple y llanamente, extracción de rentas. De hecho, cuando el valor de las empresas cae, los salarios de los directivos no se reducen, sino que se sustituyen estos directivos por otros a los que se les continúa pagando salarios similares.

¿Cómo ha sido posible este incremento continuado en la capacidad para extraer rentas económicas? En primer lugar, porque la mayoría de los consejos de administración carecen de la información e independencia necesarias para negociar eficazmente con los directivos su remuneración. A veces son incapaces de controlar adecuadamente su labor, por lo que no pueden negociar una remuneración conectada con los resultados. Otras, los consejeros están tan vinculados a los directivos que, en lugar de negociar en interés de los accionistas, apoyan a los primeros para que los vuelvan a nombrar o les recompensen de alguna otra forma.

En segundo lugar, los ejecutivos han pergeñado formas de remuneración que camuflan la extracción de rentas de los accionistas. Los derechos sobre acciones, los planes de pensiones y otros complementos parecen no tener costes para las empresas, porque no se contabilizan como gastos en sus libros, pero pueden generar altos rendimientos a los directivos.

Finalmente, los consejos de administración suelen recurrir a expertos en temas retributivos para que les informen sobre los sueldos de los ejecutivos de la competencia. Y como una empresa quiere, en general, que sus directivos ganen como mínimo el sueldo medio de los directivos de otras empresas, el resultado es una carrera de remuneraciones.

De lo anterior cabe concluir que la creciente extracción de rentas de los directivos está desvinculada de la situación económica de las empresas que gestionan. Y no digamos del estado del resto de la economía. Solo así se entiende la enorme brecha que existe entre lo que ganan los directivos y el resto de los mortales. Disparidades como esta, y otras muchas en otros ámbitos profesionales, están detrás de la insoportable desigualdad económica del país.