El Día Forestal Mundial en Galicia

Alberto Rojo FIRMA INVITADA

OPINIÓN

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Día del Árbol y Día Forestal Mundial, que se celebra mañana, llega en plena y agria polémica en Galicia entre partidarios y detractores de las plantaciones de eucalipto, que están experimentando nuevamente una desorbitada y descontrolada expansión, esta vez en las comarcas del interior, gracias a la utilización de otra especie (Eucalyptus nitens) que resiste las bajas temperaturas invernales y que, de momento, es menos susceptible a la extendida plaga del gorgojo. Son conocidos los graves riesgos ambientales y sociales que suponen las grandes superficies continuas de monocultivos forestales y de especies foráneas plantadas en aras, exclusivamente, de una rentabilidad económica. 

Esta situación ha provocado que la Xunta de Galicia haya preparado un borrador de decreto para frenar las plantaciones de eucalipto en determinadas comarcas, lo cual ha enconado la confrontación entre sus partidarios y sus detractores. Sin embargo, seguramente la postura más razonable, como casi siempre ocurre, sea una intermedia entre el liberalismo absoluto para plantar eucaliptos y su prohibición total.

En medio de esta polémica, la certificación de la gestión forestal sostenible del FSC (Forest Stewardship Council) se presenta como una oportunidad para compatibilizar todos los intereses. La certificación forestal es un proceso voluntario en el que se somete una propiedad forestal (o un grupo) a una auditoría para comprobar si se cumplen unas normas preestablecidas de buena gestión, que incluyen aspectos ambientales, sociales y económicos. Los montes o grupos certificados por el FSC deben cumplir, entre otros muchos requisitos (más de 150), que al menos un 10 % de su superficie se dedique y gestione para salvaguardar especies, hábitats, ecosistemas u otros valores naturales, ambientales o culturales específicos del lugar, así como el cumplimiento estricto de toda la legislación vigente (que, entre otras cosas, prohíbe plantar eucaliptos en zonas donde haya carballos u otras especies autóctonas). Evidentemente, la certificación del FSC (la más exigente ambiental y socialmente a nivel mundial) no es, por sí sola, la solución de este grave problema ambiental de Galicia, pero puede ser una ayuda para tratar de solucionarlo.