Tiempos de fiscalías

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

11 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie obstruye a la Justicia. Solo la reconducen. Si nos miramos en el espejo de los EE.UU. de Donald Trump, todavía vamos por delante en la reconducción. Los dos gobiernos de Rajoy llevan tres fiscales generales nombrados, y cesados dos de ellos por el mismo Gobierno. Trump en menos tiempo ha cesado a una fiscal general, Sally Yates, quien le avisó de las mentiras de su asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, sobre sus relaciones con Rusia. Y no siendo suficiente, acaba de cesar al director del FBI, James Cobey, mandatado por diez años. El mismo que con sus actuaciones en la campaña electoral le sirvió para desprestigiar a su rival, Hillary Clinton. Al parecer ahora su investigación sobre el lobby pro-Putin suponía un riesgo por las actuaciones de su entorno. Similitudes con Nixon y el Watergate.

Y si en un país como EE.UU., con una arraigada diferenciación y control de poderes, la decisión de Trump pone en cuestión las investigaciones que sus nuevos nombramientos puedan hacer sobre las tramas pro-Putin, imagínense lo que puede suceder en España, donde la sindicación de intereses de partido y nombramientos arrojan siempre una sombra de duda de las actuaciones, mientras no se demuestre lo contrario.

Que los congresistas de los EE.UU., propios y ajenos, pongan en duda las intenciones del presidente Trump solicitando un fiscal especial para la investigación de la trama rusa alerta del abuso.

En España, los relevos de dos fiscales generales, y el nombramiento de este tercero, en seis años de Gobierno de Rajoy, se han producido siempre bajo una sombra irradiada de desconfianza. Lo cual comienza a inquietar, más allá de lo justo y necesario, a los usos y costumbres de la carrera fiscal. Porque de lo que se lleva narrado en algunas actuaciones de la fiscalía puede que todo sea lo que parece. Son tantos y tales los dimes y diretes que a lo largo de estos años se han ido conociendo sobre las interacciones y órdenes entre fiscal general y sus subordinados, que no solo las filtraciones de sumarios, sino las propias consideraciones realizadas en el Consejo Fiscal, sobrecogen. Por ello no se entiende al presidente del Gobierno en sede parlamentaria dando pública muestra de su satisfacción con las actuaciones del Fiscal Anticorrupción. Porque toda hoja tiene su envés y si los enredos no se resuelven con decencia y pulcritud se contribuirá al descrédito del Estado. Pues corrupción, abuso, y malas mañas existen. Aunque unos queden atónitos y otros vaticinen un agradecimiento futuro.

Y si a ustedes no les resultara suficiente el acontecer diario y desean sobrecogerse, descreer o abominar de los usos torticeros en los entornos del poder acudan a ver la serie Billions. Pero si están atentos a las noticias, quizá no lo necesiten.