Acción y reacción contra el terror

Yashmina Shawki
yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

22 jun 2017 . Actualizado a las 08:06 h.

Entre el pánico y la indiferencia media el tránsito hacia la normalización. Frente a los shocks sufridos por los atentados sufridos en París, Niza, Bruselas, Mánchester y Londres sentimos cierta distante conmiseración por los de Bagdad o Kabul. Los primeros tuvieron lugar en países cercanos, miembros del selecto club europeo, y afectaron a personas con un estilo de vida similar al nuestro cuando no directamente a compatriotas como fue el caso de Ignacio Echeverría, cuyo comportamiento solidario acabó con su vida. Los segundos acontecieron en capitales a miles de kilómetros de distancia y segaron la vida de personas con costumbres, idiomas, creencias e incluso color de la piel diferentes a los nuestros. Y, sin embargo, todas las víctimas sucumbieron en nombre de una fe que, en realidad, enmascara un deseo de venganza enfermizo y una ambición desmedida de muchos fracasados y frustrados. Como también es enfermizo el deseo de revancha mostrada por los radicales antimusulmanes con actos como el atropello delante de una mezquita en Londres. Acción y reacción en un tiempo en el que el valor de una vida se mide por el impacto mediático de la muerte.

 Por ello, es imprescindible destacar con la mayor relevancia posible los eventos frustrados en los que los terroristas fracasan, cuando mueren ellos solos por su estupidez, como tras la embestida de un coche contra un furgón policial en los Campos Elíseos, o tras provocar una pequeña explosión en la Estación Central de Bruselas.

Porque esta guerra contra el terror la vamos a ganar con democracia, con la ley en la mano y con respeto hacia el que es diferente, pero también con la información sobre la futilidad de actos que no conducen a nada.